berlín - El rumano Calin Peter Netzer cerró ayer con una convincente historia de desamor el desfile de las aspirantes al Oso de la Berlinale, con Aki Kaurismäki encabezando las preferencias generales, lo que no necesariamente implica que vaya a ser esta la opción del jurado presidido por Paul Verhoeven.

Cuatro años después de ganar el Oro con Pozitia Copilului -Child’s Pose-, un tortuoso nudo familiar alrededor de una mujer acostumbrada a mandar, Netzer regresó al festival con un filme disfrazado de historia de amor entre un muchacho de buena familia y una chica de bajo estrato. Toma -Mircea Postelnicu- es ejemplo de abnegación, que cuida con mimo y atiende a su novia -Diana Cavallioti-, aquejada de ataques de pánico, depresiones y tal vez secuelas de abusos sufridos por parte de un padrastro. Ella se deja atender, mimar y conducir a través de un embarazo objetivamente poco conveniente, a lo que seguirá un proceso de desamor que Netzer retrata en sucesivos episodios vitales y con abundantes saltos cronológicos. Con la desaparición de la enfermedad se disuelve también el amor para entrar en el cáncer de los celos y obsesiones de alguien que, en realidad, necesitaba la dependencia del otro para ejercer su control.

Fue un muy buen cierre para la ronda de los 18 aspirantes al Oso, por mucho que implicaba un cierto esfuerzo del espectador por no perder el hilo cronológico de lo que se muestra o insinúa, en unos personajes en los que el paso del tiempo se identifica, básicamente, por sucesivos cortes de pelo. Ana, mon amour compartió la jornada a competición con Hao Ji Le -Have a Nice Day-, de Liu Jian, una imaginativa película de animación también envuelta en cierto galimatías, solo que en este caso en ello radica el encanto del filme. Gira en torno a un bolso con un millón de yuanes en su interior, que para un aprendiz de gánster servirá para pagarle la operación de cirugía estética en Corea a su novia y que obviamente otros también codician. Todo discurre en formato cómic, entre ironías alrededor de los personajes y guiños al espectador sobre las contradicciones de la China más capitalista actual.

Ambas películas serían dignas merecedoras del Oro del festival, que tras un mal arranque inicial -con Django y The Dinner- se ha rehabilitado con The Party, de Sally Potter, Toivon Tuolla Puolen -The Other Side Of Hope-, de Kaurimäki, y Bamui Haebyun-Eose Honja -On the Beach at Night Alone-, de Hong Sangsoo. Las preferencias del público y la crítica internacional se inclinan claramente por Kaurismäki, a lo que se suma el anuncio del cineasta a un medio finlandés apuntando a una retirada, lo que daría al Oso un rango de premio al genio. Al jurado que preside el holandés Verhoeven -con el mexicano Diego Luna entre sus miembros- le corresponderá buscar su película entre las 18 aspirantes, con la independencia que se le espera a su juicio soberano. En lo respecta a las interpretaciones, destacó la de Daniela Vega, en Una mujer fantástica, del chileno Sebastián Lelio, y la otra representante del cine latinoamericano a concurso, Joaquim, podría darle el correspondiente a mejor actor a Julio Machado. - Gemma Casadevall

El Club Roshell. La chilena Camila José Donoso opta hoy a la mejor ópera prima en la Berlinale con su Casa Roshell, una “transficción” sobre la transexualidad sin necesidad de caer en lo “grotesco”.

‘Joaquim’. El brasileño Marcelo Gomes sostiene que su filme Joaquim (retrato del héroe nacional brasileño Tiradentes) parece que hable del Brasil de hoy, aludiendo a la gran diferencia que se ve en las calles entre ricos y pobres. “Nosotros copiamos el pensamiento de los colonizadores”, dice.