bilbao - Windsor Kulturgintza es la galería de arte más veterana de Euskadi y una de las más antiguas de todo el Estado. Ahora, su propietario, Roberto Sáenz de Gorbea, ha decidido cerrar sus puertas, tras 46 años de haber protagonizado una gran parte de la vida artística de la capital vizcaína. “Ha sido muy complicado tomar esta decisión, pero necesaria”, confiesa Roberto Sáenz de Gorbea, que asumió el año pasado también la dirección de la feria FIG Bilbao. “A la difícil situación económica, se une también una crisis del modelo de estructura, es necesario una reflexión. Vivimos una época de cambios profundos, también en el ámbito cultural. Las instituciones públicas no invierten dinero en adquirir arte y no hay recambio natural de coleccionistas. No hay mercado, la sociedad que se acercaba a nosotros para solicitar una obra ha desaparecido. Las nuevas generaciones no compran arte, amplían una foto por 40 euros y sustituyen con ella un cuadro. No vienen a las galerías para visitar exposiciones, ni siquiera muchos alumnos de Bellas Artes acuden a verlas. Recuerdo que cuando la galería abrió sus puertas, venían constantemente, querían conocer lo que se hacía en el mundo artístico. En la actualidad, piensan que con las nuevas tecnologías ya tienen cubierta esa necesidad. Incluso muchos artistas ya ni siquiera quieren organizar exposiciones, tienen que invertir una cantidad considerable y luego no venden obra. No les resulta rentable”, explica.
Sáenz de Gorbea se queja también de que la figura del galerista “está ninguneada. No recurren a nosotros y somos mucho más que un agente que vende y compra, somos dinamizadores. No hay respeto a la profesión. Se dirigen directamente al artista para adquirir obra, hay que darle el valor que tienen a los galeristas”. Reconoce que uno de los aspectos que más ha dañado también a las galerías es el concepto del arte como inversión. “Es una palabra que habría que desterrar de nuestro ámbito, resulta negativo hablar en esos términos. Desgraciadamente, durante los últimos años se ha concebido el arte solo como una inversión, como un refugio para especular, ha sido una locura, pero hay que recuperar el concepto de que no es una inversión”. - M.R.