Consciente del buen momento por el que atraviesa su carrera, el actor gasteiztarra Karra Elejalde asegura que “aunque no me den más premios, seguiré ganando” porque “me ha tocado una lotería muy grande” al tener una profesión que vive con pasión aunque la fama le haya restado algo en calidad de vida.

Elejalde se encuentra en Donostia trabajando en el rodaje de un anuncio para una campaña comercial que protagoniza por segunda vez y que en esta ocasión se desarrolla en un caserío de San Sebastián, una ciudad a la que volverá el próximo 20 para su próximo proyecto, la película Operación Concha, dirigida por Antonio Cuadri.

Trabajar en la profesión ya es difícil pero “si además te nominan para un Goya resulta pornográfico, y si encima te lo dan es escatológico”, asegura Elejadle, nominado en la última edición de los premios de la academia del cine estatal a mejor actor de reparto por 100 metros, un galardón que al final fue para Manolo Solo por Tarde para la ira. “Tres de tres sería exagerado”, comenta, al referirse a los galardones ya conseguidos con Ocho apellidos vascos y También la lluvia.

Cree que “debería de dar gracias a Dios”, pero es “ateo, así es que debería agradecer a Gaia, al planeta o a los extraterrestres” bromea, “por el buen momento” que está viviendo.

Recuerda que en su profesión “trabajan el 25% de los 300.000 actores que existen en España, de los cuales el 80% van tirandillo y el 20% hace teatro o cine”. “Solo un 2%” de este último grupo “vive de ello”, por lo que “el hecho de que te llamen para una película es ya un premio”.

Gestionar el éxito, una experiencia que tuvo con Airbag y después con el “fenómeno” de Ocho apellidos vascos, “no es difícil” aunque “se pierde calidad de vida”, asegura Elejalde, que confiesa que cuando entra en un restaurante pide una mesa esquinada. Son peajes que también existen cuando se lleva una carrera profesional como la que posee en actor gasteiztarra. - Efe