Vitoria - La experiencia de ser padre tuvo la culpa. “No sabía qué cantarles a mis chavales en el parque, en la cuna, en... Desde que nacieron me faltaba contar con una especie de manual cotidiano en el que poder inspirarme para jugar con lo más divertido del euskera y, al mismo tiempo, mantener y transmitir nuestra tradición, nuestra cultura porque, aunque a veces parezca mentira, había vida antes de Internet y los teléfonos móviles”. Por eso, como recuerda Patxi Zubizarreta, hace once años se publicó el disco-libro Urrezko giltza, una obra que ahora, actualizada y revisada, vuelve a ver la luz de la mano de Elkar.
Palabra, música e ilustración se fusionan en el viaje que a lo largo del calendario realiza una familia gasteiztarra, pasando por las distintas fases del año: las navidades, los carnavales, Santa Águeda... Un periplo que se lleva a cabo junto a los cuentos, canciones e imágenes que conforman un proyecto realizado con el músico Joserra Senperena y el ilustrador Jokin Mitxelena.
Con la mirada puesta en las familias y en las clases, Urrezko giltza quiere “sacarle brillo a la tradición” poniendo en valor, de una manera atractiva e interactiva, el patrimonio oral y musical. “Estamos un poco hipnotizados con este mundo saturado de colores, de imágenes, de pantallas... En este libro hay una sensación de reposo, un espíritu divertido que reivindica el aspecto positivo del pasado, de la tradición. En las canciones, en los poemas, en los cuentos antiguos hay una manera de mirar al mundo, de expresarlo y lo estamos perdiendo. Y no acertamos con las nuevas generaciones o por desconocimiento o porque no sabemos cómo transmitirlo”, una situación ante la que esta publicación quiere ofrecer un camino para cambiar esa tendencia.
“Es muy gratificante ver que un proyecto que surgió hace 11 años tiene tanta vitalidad y vigencia hoy. Juntar novedades y materiales que han envejecido bien es muy gratificante”, describe Zubizarreta, que echa la vista atrás para recordar las colaboraciones que se sumaron a la iniciativa, como sucedió con Mirri, Maddi Oihenart, Joxe Arratibel (“nos fuimos al Santuario de Estíbaliz para grabar con él”)... y también el coro de la ikastola Abendaño, donde estudiaban sus hijos, los culpables de todo esto. “Ahora que ha vuelto a publicarse... es que mis hijos no me hacen ni caso, ya sabes, en casa del herrero...”, sonríe el escritor.
También la pasada Azoka de Durango supuso el reencuentro con Senperena y Mitxelena, quien en la actualidad vive lejos del País Vasco. “Fue muy emocionante y nos dimos cuenta de que éste es un libro atemporal”, una publicación para compartir ahora con las nuevas generaciones que se han ido incorporando en estos años.
A la feria, Zubizarreta acudió tras haber ganado el precio de traducción Vitoria-Gasteiz por Dalai Lamaren zaldiak de Pablo Zapata y para presentar también su último título, Erantzuna haizean dabil. “Ahora estoy en un momento de cansancio; por eso leo mucho”.