Vitoria - Hace un mes se hizo realidad el cuarto libro creado por los gasteiztarras Eneko Etxegarai y Eduardo Rodríguez, un El secreto de la oscuridad/Ilunpearen sekretua que ya han presentado en diferentes puntos como la propia capital alavesa o la Azoka de Durango (les tocó ayer) y que mañana llevarán hasta Labastida dentro de la última jornada de la segunda edición de la Feria del Libro y el Disco Vascos de Rioja Alavesa. Tanto con esta referencia como con sus precedentes (Puagg!!, Liur, el zorro y Ez dut txerrikume izan nahi), escritor e ilustrador han apelado siempre a los lectores más pequeños y al encuentro, mediante la literatura, de la familia, aunque hay una derivada de su proyecto que ni tenían en mente al principio ni está dirigida solo a los más jóvenes. Al contrario, de momento la mayor demanda está en los adultos.

No es una cuestión de merchandising al estilo de esas grandes promociones anglosajonas en las que cualquier película o libro se puede convertir en una larga lista de objetos para llenar más la cuenta de resultados. Al contrario. Tanto los autores como los responsables de Inguma Serigrafía solo pretenden lanzar un guiño a esos personajes que tienen ya vida propia y que pueden ser independientes de las historias que protagonizan saltando de las páginas de los libros hasta una camiseta.

Lo que comenzó como un hecho casual es hoy una tradición que se cumple con cada nuevo título, un juego con los conocedores de los cuatro títulos y con los que no tienen ni idea de su existencia. “Y la verdad es que con el boca a boca parece que nos estamos encontrando con que a la gente le gusta”, apunta Etxegarai, más allá de que, como remarca con una sonrisa desde Inguma Igor Villa, “de pobres no vamos a salir”.

“En ningún momento hemos querido hacer camisetas de los libros, sino que hay creaciones de Eduardo que tienen un peso por sí mismas y que pueden dar este salto”, comenta el escritor, mientras que el aludido asume que “tengo que reconocer que cuando veo cómo queda el resultado me encanta, aunque yo cuando estoy dibujando no le tengo en cuenta a Igor ni a nada, sólo me lo paso bien mientras hago, es algo que disfruto y mucho, además”.

Desde Inguma (cuya tienda está en la calle Angulema), Villa describe que el motor de la idea estuvo en una única petición. “Cuando salió el primer libro, la mujer de Eneko vino para pedirme que hiciera una camiseta con la portada. Al haber tantos colores era una locura, pero habíamos cogido el compromiso y fuimos hacia adelante. Quedó muy bien, la entregamos y al cabo de unas semanas vino Eneko diciendo que lo lógico era que Eduardo también tuviera la suya. Así que volvimos a repetir la jugada, lo que fue bastante costoso”. Sin embargo, nuevos recursos técnicos hicieron que el proceso se agilizase mucho “y se me ocurrió decirle a Eneko: ahora vas y me pides las que quieras”. Dicho y hecho.

Hoy, cualquier persona puede tener la suya. De cada título, sus responsables extraen entre tres y cuatro dibujos que son los que pasan a estar disponibles y cuya impresión se puede solicitar en cualquier talla y color de fondo (bien a través de www.enekoetxegarai.com o, como es lógico, de Inguma). Las prendas se hacen a demanda. “Hoy es el stock lo que arruina a la pequeña empresa”, dice Villa.