Madrid - El actor Jorge Sanz se ha dado la vuelta “como un calcetín” para enfrentarse al reto teatral que le han propuesto Els Joglars con la puesta en escena de Tiempo, una obra escrita por Quim Masferré y dirigida por Ramón Fontseré donde un hombre enfermo cuenta al público sus últimos 90 minutos de vida. Tras su paso por Barcelona, la obra se estrenará el día 12 en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid, donde estará hasta el 6 de marzo.
Sanz (Madrid, 1969) asegura que Fontseré y Masferré le han hecho dar “un paso más” en su carrera hasta el punto de que se ha tenido que “reinventar y reinventar su técnica teatral y su manera de enfrentar una obra de teatro”. “Han conseguido que me dé la vuelta como un calcetín y que haga algo que no había hecho nunca en teatro. Y que me reinventara una vez más, que es lo que hay que hacer si quieres seguir en esto y perdurar en el tiempo”. Escrita originalmente en catalán, Temps (Tiempo) es una producción de Teatro de Guerrilla con la colaboración del propio Sanz, de una hora y media reales de duración, los 90 minutos que pasa un hombre cuando sabe que son los últimos. Aborda desde muchos ángulos diferentes el planteamiento de qué es lo que haría cualquiera a quien le hicieran semejante anuncio, algo que dota a la obra de “la libertad de decir de verdad todo lo que uno piensa, de saltarse las normas”, señala Sanz.
La obra transcurre marcha atrás, con un contador que descuenta minutos; entre medias, grandes temas -la Humanidad, el tiempo, la vida, la muerte- y pequeños -las multas, las risas, los olores, los recuerdos o la ira- o detalles de “antropología rural”. “En la obra somos tres personajes de los cuales solo hablo yo, porque el otro es una silla de ruedas y el tercero es el cronómetro que va corriendo hacia atrás”, explica Sanz, a quien auxilia en escena José Sánchez Orosa, “un personaje que le gusta mucho a Fontseré, porque ama el teatro sin palabras”. Este personaje, apunta, es “parte de mis delirios y, de repente, es el tiempo, el que maneja el cronómetro, y otras a mí me parece un toro, y le hago una faena. Es un espectáculo muy completo, es teatro puro, donde la gente no pierde pie en ningún momento, se mantiene en la tierra”.
El actor cuenta muerto de risa que la semana pasada fue trending topic en Cataluña por un episodio casual que le situó, mientras ensayaba en Barcelona sentado en su silla de ruedas, justo detrás de un reportero de TV3 que cubría en directo unos disturbios en el barrio de Gràcia. “Me vio cuando ensayaba en la calle y no se le ocurrió otra cosa que decir que Jorge Sanz era lo único que quedaba en el barrio tras los disturbios y que no sabía por qué yo iba en silla de ruedas”, explica divertido. “Se armó tal revuelo que la tele cubrió vía satélite los ensayos, vinieron el día del estreno: fue divertidísmo, me rodaron en plena función, fue puro sentido del humor; al final tuve que salir haciendo el signo de la victoria”, bromea.