Te harías un selfi delante de una escena cruenta? ¿Sí? ¿No? Expliquemos la circunstancia.

El colectivo de artistas Redil ha situado -dentro del marco de proyecto artístico llamado Sin refugio- una dantesca fotografía. Una fotografía de gran formato que ocupa toda una pared de una sala expositiva del centro cultural Montehermoso. Obra del fotorreportero Pascal Cuyotel. La instantánea recoge un truculento hecho: el 18 de julio de 1994, los refugiados ruandeses limpiaron los restos de los cadáveres de sus compatriotas asesinados en la ciudad fronteriza de Goma, en el este de Zaire, el día anterior, mientras huían de la última ofensiva del Frente Patriótico Ruandés. Ahora, Redil invita a la ciudadanía a realizarse un selfi delante de ella. O a no realizárselo. Los selfis enviados por el público pasarán a formar parte de la obra siendo expuestos frente a dicho muro. La intervención artística lleva por título Muro de selfis.

Además, Redil ha lanzado otras dos convocatorias similares: Mensaje en una botella y Pequeña ideología para llevar. La primera tiene por finalidad decorar una tienda de campaña que se donará a una ONG cuando termine la exposición. La intención es hacerla llegar a un campo de refugiados. Se va a rotular con mensajes e imágenes proporcionados por los artistas y también por el público. De ahí la convocatoria. Y la segunda propuesta, consiste en generar una serie de camisetas con frases propuestas por una parte, por el colectivo Redil y, por otra parte, con las aportaciones del público. Los lemas presentados tienen que tener relación con el tema que se trata en Sin refugio: generar debate -directa e indirectamente- sobre la problemática de las migraciones forzosas y de las millones de personas que buscan asilo.

Se recompensará a todas las personas que participen en las tres obras participativas con las camisetas y bolsas generadas y se rifará una cuota anual de asociación a una ONG de ayuda a personas refugiadas. Pues, en las convocatorias se deja bien claro que “si aportas algo te damos algo”. Desde ayer hasta el 4 de diciembre, de 10.00 a 13.00 horas, cualquier persona que quiera colaborar en Sin refugio puede hacerlo.

Este proyecto se gesta por lo tanto con la colaboración de la ciudadanía, diversos artistas y agentes culturales locales y, también hay que reseñarlo, una organización no gubernamental que trabaja en la defensa de los derechos humanos de las personas refugiadas (CEAR-Euskadi). Después de esta primera fase que el colectivo Redil define como “laboratorio-taller”, vendrá la exposición en la que nos mostrarán media docena de intervenciones más.

Sin refugio es arte político. Arte que no busca agradar, sino remover conciencias. Arte que es incluso molesto pues trata al público como adulto colocándolo en situaciones que éste tiene que afrontar y dar respuesta. Sin paternalismos. El ciudadano es empujado a posicionarse moralmente: ¿me hago o no un selfi ante la representación del horror?.