Vitoria - Reunirse para tocar pero escapando de las exigencias, presiones y mandatos que en muchas ocasiones termina conllevando montar un proyecto en común. Esa era la idea. De hecho, la primera vez que se juntaron en el local la intención era hacer algunas versiones de otros y seguir por ese camino. Pero eso no pasó de aquel primer ensayo. Era finales de 2014 y Raúl Urkiza, José C. Porras, Sergio García y Eneko de Arza se dieron cuenta de que allí había posibilidades. Hiena ya era una realidad.
Los cuatro se conocían de sus otros proyectos, de compartir locales den ensayo y de sus labores, por aquel entonces, en el sector de la hostelería. “Según uno iba cerrando el bar en el que estaba nos iba recogiendo al resto hasta que nos quedábamos en uno de los locales los cuatro solos hablando de muchas cosas, y por supuesto de música”, recuerda De Arza. De aquella semilla, y tras algunos conciertos, nace ahora Otsoak ere ez du bere haragirik jaten, su primer trabajo discográfico. Siete canciones componen un álbum que se puede conseguir tanto en su formato digital como físico (CD) y que el grupo presentará de manera oficial la semana que viene en una serie de cuatro conciertos consecutivos cuya parada en tierras alavesas se producirá el sábado 3 de diciembre en Helldorado (también actuarán en Tolosa, Azkoitia y Portugalete).
En el caso de la asociación cultural ubicada en la calle Venta de la Estrella, el cuarteto vitoriano compartirá cartel con Tooth y Gentemayor, estando las entradas a la venta por 10 euros en anticipada y 13 si se pasa por la taquilla. “Personalmente nunca he tocado cuatro fechas seguidas y me hace ilusión”, ríe De Arza.
A la espera que de que lleguen esos y otros directos, Hiena ya ha ido alimentando a sus seguidores en las últimas semanas a través de las redes sociales con algún tema como Amaibako Itzulera. “La experiencia en cuanto a componer, sobre todo en el caso de las letras que es algo que yo no había hecho hasta ahora, nos ha gustado mucho porque hemos colaborado todos”, una suma colectiva que parte de las experiencias personales “aunque tampoco son letras muy claras y explícitas, así que cada uno sacará sus conclusiones”. Todo ello, aunque la banda no es muy amiga de las etiquetas, bajo un sonido post rock, “que igual es como no decir nada”.
El disco, que en un principio iba a ser un EP, se grabó el pasado mes de julio de la mano de la firma gasteiztarra Sagasound, que ha convertido el silencio semanal de la sala Jimmy Jazz en un lugar de estudio por el que ya han pasado varios grupos. “Fue muy cómodo. Creo que no voy a volver a grabar así en mi vida. Comer al lado de casa y venga, vamos otra vez a ello” recuerda De Arza sobre el proceso de realización de un trabajo que no escapa tampoco a la ironía y la acidez desde su título. “Ni el lobo como de su propia carne... los humanos somos los únicos capullos que sí lo hacemos”.
Los cuatro, por su parte, solo quieren ahora mantener ese mismo espíritu que les empujó a juntarse a finales de 2014: “hemos conseguido el ambiente de amistad y fuera presiones en el local que queríamos. Así que vamos a disfrutar y ya está”.