Vitoria - Han pasado unos 13 años desde la publicación de Cotidie, el que hasta la fecha es el último libro publicado por Adolfo Vargas Blanco. Sin embargo, el cuatro poemario de su trayectoria, Todos los lunes amanecen jueves, es ya una realidad que este viernes se presentará de manera oficial ante los lectores. Sucederá así en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, que a las 19.30 horas abrirá sus puertas al escritor gasteiztarra (cuyo verdadero nombre es Adolfo Canillas Sacristán). Tanto él como los asistentes estarán acompañados por Jesús Camarero, Ángela Serna, el rapsoda Javier Herrero y los componentes del grupo de teatro local Pro-Ismo Cero, invitados especiales para la ocasión.
“Este es un libro muy variado en temas. De ahí viene el título. Son como reacciones ante estímulos que pueden suceder en cualquier momento”, apunta el autor, quien comenta que “ya que la vida es diversa, las temáticas tratadas aquí también”, conformando una mirada que se abre y se cierra con textos referidos a la propia poesía, que sirven como principio y final a un “totum revolutum que aunque busca la variedad y la alternancia también guarda cierto orden”.
Así se conforma una creación que es “más variada que Cotidie, teniendo un tono más sereno y una expresión más natural”, en la que se dan cita poemas realizados desde 2006 hasta la actualidad. “Con los primeros lectores a los que les he dejado el libro me ha sucedido algo que me alegra y es que cada uno ha elegido poemas distintos. Eso significa que más o menos todos son dignos y que de acuerdo con los gustos y las experiencias de cada uno, a unos les llaman más una creaciones u otras. El libro, en este sentido, tiene su carácter y puede llegar a gente muy distinta”.
Desde la base de que “escribo porque me gusta y necesito hacerlo en ocasiones”, Vargas Blanco describe que “cuando algo me incita a escribir, pienso en el poema, no me importa ni el lector ni yo mismo. El poema tiene que estar bien o no vale nada”, puesto que “cualquier cosa vale para expresarse, pero cualquier cosa no vale para expresarse y comunicar, y cualquier cosa no vale para expresarse y comunicar de forma artística”.
Aunque en Todos los lunes amanecen jueves, el autor dice que no está tan presente, Vargas Blanco asume su gusto por la poesía visual, de la que en este caso hay un par de ejemplos. “Lo que sí se va a encontrar el lector son con poemas que tienen su mayúscula inicial y ninguna puntuación más hasta el punto final”, una forma de hacer con la que “busco el ritmo, amoldando la sintaxis con la métrica”.
De todas formas, la necesidad de escribir no se detiene, incluso aunque ahora sea el momento de presentar lo nuevo. No se pone plazos, pero entre las manos tiene dos poemarios pequeños “enfocados en torno a un tema cada uno”. La idea es que ambos libros salgan formando un todo, aunque situados al revés el uno del otro para así diferenciarlos y que no haya un principio y un final. Pero eso ya llegará. “Me encanta escribir pero tengo que distribuir mi tiempo”.