Vitoria - Dice que no tiene tiempo para escribir, pero la realidad es que termina 2016 con cuatro nuevos títulos sobre la mesa. Tres acaban de convertirse en realidad estos últimos días. El cuarto está a punto de llegar. “La verdad es que estoy en un momento interesante porque antes llamaba yo a todas las puertas y ahora me empieza a suceder que algunos llaman a la mía”, apunta Txabi Arnal. Entre las manos tiene Tigretón-To (Nalvay) que acaba de publicar junto al ilustrador Julio Antonio Blasco y que el escritor presenta hoy a las 19.00 horas en la librería Mara-Mara.
“En la actualidad hay mucha presencia de temas grandes en la literatura infantil, a veces incluso en un exceso de didactismo. Son cuestiones que deben tener su hueco, por supuesto, pero sin olvidarnos de que la literatura infantil también debe tener un componente lúdico y divertido”, por lo que Tigretón-To “simplemente trata mediante unos cuantos personajes divertidos y alocados conseguir una sonrisa del lector, que se lo pase bien leyendo. Es el humor por el humor, la diversión por la diversión. Es leer para pasarlo bien, que es algo que cada vez parece que nos cuesta más encontrar en la literatura infantil”, explica el profesor de la Facultad de Educación y Deporte del Campus de Álava.
De este tigre que no es tonto sino que tiene un nombre “divertido” y de sus amigos, Arnal relata en esta primera entrega dos historias pequeñas a modo de tebeo referidas a cuando el animal era niño y otras dos más amplias en un formato más cercano al álbum. Si funciona, si gusta, la idea que tenemos Julio y yo es poder convertirlo en un personaje que protagonice una saga”, un objetivo que Arnal desea “aunque está en manos de los lectores y las lectoras”.
Pero como en la vida hay de todo, en la literatura infantil también. Por eso, Arnal cambia de registro en la siguiente novedad que acaba de ver la luz, un El ladrón de sueños (La Fragatina) que escribe junto a su hermano Manu Arnal y que cuenta con las ilustraciones de Matteo Gubellini. “Es una historia de miedo, con un personaje de miedo y un final de miedo”, apunta sobre este cuento que arranca cuando una sombra se cuela en la habitación de un niño que no sabe lo que ha pasado pero que siente que algo no va bien desde ese momento.
“Estamos desterrando el miedo y eso me da pena. Hay sagas para el público juvenil que vacían el contenido de personajes tradicionales del miedo como pueden ser los vampiros. El miedo debe tener presencia en la literatura infantil. Es una emoción que no podemos evitar. Vivimos en una sociedad tan protectora que decide de antemano qué es adecuado y qué no, y al parecer alguien ha decidido que el miedo no lo es. El miedo en dosis excesivas nos paraliza y es malo, pero bien conducido, nos ayuda en la vida”.
La tercera propuesta con la que Arnal mira al final de este año es Ikazkina Olentzero bihurtu zenekoa (Elkar) realizado con las ilustraciones de Belatz. Eso sí, mejor no engañarse por el título. “Quería escribir un cuento un tanto diferente, alternativo, no sobre Olentzero sino con él como protagonista. No se trata de contar su historia ni de respetar la tradición, sino que lo he convertido en un emigrante y en un sin techo, aunque termine siendo Olentzero y una persona feliz”, describe el autor, que en breve sumará un cuarto título con La fantástica chica invisible (Fun Readers), una “pequeña novela” escrita hace unos años de la que en breve se conocerán más detalles. - DNA