Vitoria - Enrique Villarreal, El Drogas y ex de Barricada, refrenda el espacio peleado y ganado en las tres últimas décadas a la cabeza de la historia del rock estatal con su nuevo trabajo, Un día nada más (Warner), doble CD y DVD que recoge el concierto que ofreció en Iruñea el pasado verano, rodeado de compañeros como Fito, Carlos Tarque, Luz Casal, Rosendo, Kutxi o Yosi, de Los Suaves. “Este disco tiene muchos protagonistas y el público es el principal”, asegura el de La Txantrea, que presentará el trabajo este jueves en Artium a las 19.00 horas (la entrada es gratuita).

No fue solo ‘Un día nada más’ la cita de Iruñea ¿verdad?

-La idea es que no se iba a repetir y por ello el título. Pero no deja de ser un reconocimiento al público que va a los bolos, a todos ellos. Me gusta cuidarlos mucho y tratar de que vean cada uno como algo especial. El de Iruñea sí, es irrepetible, pero habrá otras cosas interesantes. Lo digo sin soberbia, ya que busco siempre el chispazo, ofrecer algo que sirva para alegrar esos momentos.

Parece abonado a las grandes producciones en los últimos años: ‘La tierra está sorda’, con Barricada; ‘Demasiado tonto en la corteza’, ya en solitario; y ahora esta ‘sobrada’ de lanzamiento. ¿Valiente o inconsciente?

-Más inconsciente que valiente, seguro. Pero en medio también hay trabajos más livianos. En el actual, lo más costoso fue preparar el directo, ya que después delegué en Carlos Raya la producción, sonido y mezclas, y lo mismo con el DVD. Luego, iba dando el visto bueno. Pero estaba ya acostumbrado a repertorios largos y cambiantes, y a preparar sorpresas al público.

Si mira atrás, a esa noche, vivirá múltiples sentimientos.

-Lo que noté fue una buena respuesta y cariño de la gente cuando la llamaba. A muchos de los invitados los conozco y tengo relación, pero al proponerme esta historia no tenía ideas preconcebidas, se ha ido cosiendo todo sobre la marcha. Sí estoy orgulloso de haber estado en medio de semejante follón pero el protagonismo es compartido con fotógrafos, gente de sonido y producción, la discográfica, los invitados que se pasaban por la bajera antes para ensayar? Hay muchos protagonistas, el público especialmente. Me dio mucha tranquilidad la venta rápida de entradas. Ahí vi que no era una locura aunque me dolió que gente se perdiera el principio con las colas. Tenía el tiempo acotado y tuve que quitar canciones.

Ha dejado cortos los conciertos de Springsteen.

-Ya venía haciendo bolos de casi cuatro horas.

Es como si le tuvieran que desalojar del escenario.

-¡Me da palo bajar! Es que pagar entre 15 y 20 euros por una entrada? Mi obligación es estar en forma y darles casi más de lo que piden.

Muchas de sus canciones hablan de la soledad y usted dice ser un tipo solitario, pero en el concierto se rodeó de una veintena de músicos. ¿Solo se podía lograr algo así volviendo a una multinacional?

-Se podía hacer con quien estuviera convencido de hacer tal producción. Es casi el mismo equipo de La tierra está sorda, y ha respondido. Es posible que Maldito Records también lo hubiera hecho, pero me decidí por Warner. Respecto a los invitados, estuve muy a gusto. Fui como un maestro de ceremonias, usé poco los bastones y no teatralicé las canciones, como suelo hacer. Estuve ahí para dar seguridad porque a pesar de que casi todos llevan muchos años en la música, siempre te pones nervioso y necesitas el apoyo de la banda.

Es curioso, combinó a gente que le hizo a usted dedicarse a esto, como Rosendo, y otros que podrían ser hijos musicales suyos.

-Sí, eso se dice. Yo estoy en esto por gente como Rosendo y Leño. Me marcaron muchísimo, al igual que canciones como Frío, de Alarma, que se me olvida que no es mía. Con ellos me tiré al ruedo. Esto es mi reconocimiento a ellos, especialmente en un país en el que es complicado hacer lo que a uno le gusta.

Disco nuevo y gobierno nuevo en Madrid. Una canción como ‘Peineta y mantilla’ sería su perfecta banda sonora.

-Sí, estos últimos cuatro años, especialmente, hay multitud de cargos, algunos ya dimitidos y haciendo uso de las puertas giratorias, que se han forrado gracias al pueblo. Lamentablemente, seguimos igual.

¿Y sin visos de mejorar?

-Bueno, eso depende de nosotros y nosotras. Estoy cansado de echar la culpa constantemente a los de siempre porque hay que empezar a saber reconocer nuestra parte de culpa.

Sin la gente que les vota no estarían ahí, eso es evidente.

-Pues sí, mientras que quienes nos consideramos de izquierdas no nos ponemos de acuerdo ni para la leche. Quizás estamos nadando en un océano de estupideces mientras otros se ahogan de manera real. Hablamos de historias no trascendentales y tenemos al lado a quien desahucian o tiene problemas para llegar a fin de mes.

Imagino que vivirá el rock’n’roll, siendo ya aitite, de manera diferente a cuando debutó con Barricada.

-El rock es el motor de mi vida, no me entendería sin él. Y, además, sería inaguantable para la familia. Últimamente, voy aprendiendo a compaginar mis ratos musicales y los familiares, sobre todo ahora que soy abuelo. Me gusta hacer cosas que me hagan disfrutar? y en eso estoy. Como cuando escribo relatos o poemas.

Sacará el bastón a pasear pronto ¿no?

-Claro, tras las firmas de discos de estos días llegarán los conciertos con banda. En principio, serán ocho fechas hasta final de año y luego, a verlas venir. Desde enero, a esperar que nos llamen mientras preparo el futuro disco en estudio.

¿Otro gran proyecto?

-Creo que será triple (risas). Este directo me ofrece tiempo suficiente para prepararlo. Y ese periodo de preparación es lo que disfruto realmente.