Valladolid - Cinco años después del cese de la actividad de ETA, unos trescientos asesinatos perpetrados por la banda terrorista continúan sin resolver, y muchos de sus autores se ha valido de “recovecos” legales para eludir la acción de la justicia, denunció ayer el cineasta vasco Iñaki Arteta.
“Hay gente que ha matado no poco camuflada entre la ciudadanía del País Vasco y que se ha ido de rositas al aprovechar recovecos de la justicia”, explicó a Efe Iñaki Arteta, autor del documental Contra la impunidad, que estrenó ayer dentro de la 61ª Seminci. El afán por pasar página, especialmente en el “mundo nacionalista y ultranacionalista” del País Vasco, unido a la “pereza social” para revisar un pasado reciente “que ha dejado muchos cabos sueltos”, ha confluido en una situación de olvido donde las víctimas han sido las principales perjudicadas, sostuvo. “Hacer memoria y homenajear a las víctimas no consiste solo en descubrir placas, que está muy bien, sino en abordar también cuestiones más delicadas y complejas” como las que afronta en este documental mediante la voz de sus protagonistas, analizó Arteta (Bilbao, 1959). Entre ellos, Daniel Portero, miembro de la asociación Dignidad y Justicia, creada en 2005 y partidaria de que los crímenes de ETA no prescriban, “que sean considerados como de lesa humanidad”, subrayó el realizador. El periodista Juanfer Calderón y Carmen Ladrón de Guevara, abogada de la Asociación Víctimas del Terrorismo, “también investigan qué cosas no están resueltas” con el fin de reabrir casos no prescritos, añadió. Interviene además Joseba Arregi, exconsejero de Cultura del Gobierno Vasco, todos ellos para analizar “por qué razones no fuimos humanitarios con las víctimas del terrorismo y durante muchos años no se protegieron los derechos humanos”, lamentó Arteta.
a concurso Las tres películas proyectadas ayer a concurso en la Seminci, procedentes de Japón, Brasil e Italia, hicieron una revisión del concepto de la familia a la luz de este tiempo, su vigencia y transfiguración. Anna Muylaert (Sao Paulo, 1964) regresa al estereotipo de la madre en su tercer largo, Madre solo hay una, para situar el dilema de identidades que amenaza con devorar a Pierre, el joven protagonista de la cinta, inmerso en un debate entre la sexualidad masculina y femenina cuando le informan de que ha sido un bebé robado.
Paolo Virzi (Livorno, 1964) presentó Locas de alegría. Donatella y Beatrice, encarnada ésta por una más que brillante Valeria Bruni-Tedeschi, coinciden en una clínica psiquiátrica a la que han llegado desde un trastorno de personalidad, la primera, y el doloroso enigma que representa la pérdida de un hijo dado en adopción obligatoria por su inadecuada vida, la segunda. La otra pata de esta trébede temática sobre la familia es un divorcio muy peculiar, el que propone en Maravillosa familia de Tokio Yoji Yamada, quien avisa sobre la fragilidad del matrimonio en las parejas longevas, atacadas por el virus de la desidia, desatención y rutina.- Efe