Vitoria - Este fin de semana sus sonidos llegan a León y Langreo. De hecho, de aquí a final de año ya están confirmadas una docena de fechas dentro y fuera de Euskadi, incluyendo, una mini gira por tierras andaluzas a principios de diciembre. Por supuesto, en esa apretada agenda hay hueco también para volver a tocar en casa, algo que sucederá el 22 de este mes sobre las tablas de la sala Jimmy Jazz. The Soulbreaker Company están otra vez en la carretera. En la maleta, su nuevo disco, un La lucha que acaba de ver la luz y que los gasteiztarras presentaron ayer en Zuloa.

Una docena de temas (“se han quedado fuera dos”) incluyendo una canción instrumental dan forma y fondo al quinto trabajo de estudio de una banda que a lo largo de estos casi 15 años de trayectoria se ha ido subiendo el listón a sí misma de una manera considerable. De hecho, este trabajo tiene la complicada misión de estar a la altura de Graceless e Ítaca, sus dos inmediatos precedentes. “Aunque en ningún momento teníamos ese ánimo, parece que el sonido de La lucha es una mezcla de los dos últimos álbumes; hay quien dice, en este sentido, que es como un recopilatorio”, comentan Asier Fernández y Andoni Ortiz, dos de los miembros de la formación.

Como viene sucediendo con los gasteiztarras desde hace tiempo, hablar de rock, psicodelia, soul... es una pérdida de tiempo con ellos. The Soulbreaker Company ha conseguido cimentar un sello propio que desde la voz de Jony Moreno se convierte en inconfundible. Aún así, Fernández y Ortiz defienden que no buscan ninguna reacción especial del público, “sólo que cuando escuchen por primera vez las canciones se planteen de inmediato volver a oír los temas” para, además, “ser críticos con el disco”. Lo peor siempre, ya se sabe, es ser indiferente.

Grabado el pasado diciembre junto a Steff Hambrock en los Toybox Studios de Bristol (Reino Unido), La lucha (Alone Records) ha sido mezclado por Tim Green en los californianos Louder Studios y masterizado en Londres. Todos ellos son ingredientes que suman a un trabajo que por primera vez se titula en castellano aunque eso no significa que los gasteiztarras hayan abandonado el inglés como idioma para sus composiciones, ni muchos menos. “Son cosas de Jony... además, nos gustaba mucho la sonoridad”, apuntan Fernández y Ortiz sobre un trabajo que se puede conseguir tanto en su versión digital como en formato de CD y vinilo.

A partir de ahora llega el momento del público, de los muchos seguidores que la formación se ha ido ganando a lo largo de estos años dentro de la escena underground. Y es instante también de terminar de asentar a las últimas incorporaciones “aunque los cambios que se han producido han sido naturales y están normalizados”, si es que hay algo en Soulbreaker que pueda sonar normal. - DNA