Vitoria - Con su sede establecida desde hace ya unos años en Bajauri, la compañía Zanguango Teatro no para. De hecho, lleva construyendo su reconocido y comprometido camino desde 1993. Hoy regresa a Araia, para presentar en esta ocasión, Cualquiera que nos viera, donde Txubio Fernández de Jáuregui y Miguel Garcés se ponen, una vez más, en manos de la dirección de Miguel Muñoz, fundador del grupo hace casi un cuarto de siglo.

Vuelven a cruzar sus caminos con Araia, aunque esto de trabajar mientras el resto del mundo está de vacaciones, ¿cómo se lleva?

-Bueno, bien (risas). El trabajo sale cuando quiere. No, hablando en serio, acudir al Festival de Teatro de Humor de Araia siempre es agradable. Se genera un ambiente muy interesante que no te puedes perder.

En esta ocasión, presenta en el Arrazpi ‘Cualquiera que nos viera’, un montaje con Txubio Fernández de Jáuregui y Miguel Garcés en el que Zanguango cuenta...

-El público se va a encontrar con dos tipos que, de alguna manera, se han atrincherado en un gimnasio medio abandonado. Están allí porque no entienden el mundo exterior y son incapaces de socializarse de una manera efectiva. Acaban ahí refugiados. Tienen esa sensación de no comprender lo que sucede fuera, de que lo que hacemos no cambia nada, no repercute en el mundo.

Una sensación que pueden compartir muchos de los que por ejemplo hoy acudan al Arrazpi.

-Seguro. Estos dos tipos, además, de ser unos fracasados, no se sociabilizan y no tienen nada a lo que agarrarse. Así que, en ese espacio, se inventan una realidad, una manera de vivir y una forma de estar.

¿Y cómo se puede hacer humor con estos ingredientes?

-Ahí está el truco (risas). Lo divertido es eso, es buscar esa vuelta, presentar una obra en la que podemos hacer humor porque con él es posible entender lo que nos rodea, nos ayuda a cambiar las cosas. Esa es una constante de Zanguango, que intentamos hacer humor tratando temas duros y complicados. No es un humor blando, sino comprometido social y políticamente.

Tanto con Fernández de Jáuregui como con Garcés ha compartido ya muchos proyectos, una relación que, a la hora de trabajar un nuevo espectáculo, seguro que facilita ciertas cosas pero también puede suponer un problema, ¿no?

-Siempre tienes la tendencia a instalarte en lo que te es más cómodo y también repetitivo. Eso es algo que tienes que tener presente, por supuesto. Pero creo que también somos inteligentes para saber darnos aire los unos a los otros. Cada uno hace cosas aparte, no tenemos una relación muy cerrada en ese sentido. Hacer proyectos con otra gente, te renueva y hace que nos mantengamos unidos de una manera productiva.

Se dice rápido, pero en 2017 cumplirá Zanguango 25 años de camino. ¿Cuánto vivido, verdad?

-Sí, sí. Mantener una compañía durante tantos años es un éxito, sobre todo porque en esta última etapa, con la crisis económica, ha sido realmente duro. A nosotros nos ha afectado bastante, aunque hemos sobrevivido. Eso sí, antes podíamos estar once personas trabajando para un montaje y en éste, por ejemplo, somos tres. Lo que pasa es que ya no sabemos hacer otra cosa después de casi 25 años (risas).

En los últimos espectáculos siempre hay una constante sobre esa relación del ser humano con el mundo que le rodea. ¿Tanto le preocupa esta cuestión?

-La verdad es que sí. Somos seres políticos y sociales, estamos aquí, vivimos en este mundo y no podemos evitar mirarlo y tener una opinión sobre lo que pasa, expresándola de una manera, siempre desde el punto de vista de los más necesitados, de los marginados.

Eso sí, siempre uniendo humor y reflexión.

-Por supuesto. O eso intentamos, que cuando te dejes de reír, también pienses un poco.

¿Y cuando eso no se consigue, qué pasa?

-El público es libre de hacer lo que quiera. Pero, por lo general, eso no nos suele suceder. Igual en algunas obras, cuando se inician, ves que hay alguna reticencia porque el lenguaje que utilizamos es diferente, nuevo. Pero luego, poco a poco, los espectadores van dejándose enredar y, al final, acaban entregados.

Por cierto, no sé si con motivo del 25 aniversario que mencionaba antes tiene previsto la compañía hacer algo especial en 2017 o, tal y como están las cosas, con seguir caminando ya es bastante.

-Hace poco hemos estrenado otro espectáculo de calle, Flux, que es una pieza con la que estamos muy contentos, ilusionados y con la que nos lo estamos pasando muy bien. Así que, de momento, vamos a seguir con esta obra y con el resto de espectáculos que tenemos en cartel. Sí tenemos idea de un proyecto para el año que viene pero el Gobierno Vasco ha decidido no darnos subvención para la producción. Así que vamos a ver qué hacemos con eso porque es una idea que nos gusta, con un equipo de actores muy grande, gente de Vitoria con la que queremos trabajar, pero tenemos que replantearnos cosas y tiempos. - DNA