Vitoria - Hace un año, con el centro cívico Aldabe como escenario, se empezaron a realizar las primeras reuniones que terminaron por configurar la mesa sectorial de la cultura de Álava, Mahaia, herramienta que hasta el momento cuenta con la participación de más de 300 personas. Fue al poco tiempo -en septiembre y con el Bibat como contexto- cuando la iniciativa se presentó en sociedad y empezó a explicitar tanto su organización interna como sus objetivos a corto plazo. Ayer, esta vez en Montehermoso, el proyecto volvió a realizar una convocatoria en la misma línea, poniendo negro sobre blanco una serie de exigencias y propuestas, la mayoría de ellas ya expresadas en su momento y que se están trasladando tanto a las instituciones (Gobierno Vasco, Diputación y Ayuntamiento de Gasteiz) como a los partidos.
De este modo, en el encuentro se incidió una vez más en tres ideas fundamentales: la necesidad de aplicar el llamado 1% cultural (porcentaje de los presupuestos de obra pública que debe ir destinado a la inversión en creación); lo imperioso que es que las administraciones se sumen al documento de Buenas Prácticas en las entidades culturales públicas; y lo fundamental que supone que Mahaia tenga capacidad resolutiva en la elaboración de los planes estratégicos de Cultura que se están desarrollando en el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación alavesa, procesos para los que la mesa exige plazos concretos.
A partir de esos objetivos prioritarios, se plantea también que el territorio requiere recuperar, de manera progresiva, los presupuestos recortados en estos años de crisis; impulsar un programa de becas para la formación, investigación y creación artística y cultural; implantar planes de ayuda e incentivos a las empresas culturales; y establecer planes de inversión para el emprendimiento y la innovación. Asimismo, Mahaia exige, sobre todo con la mirada puesta en el Gobierno Vasco, un equilibrio territorial que hoy no existe ni en cuestiones económicas ni en otros aspectos, siendo la lista de ejemplos comparativos larga y en algunos casos vergonzante.
Todo ello sin olvidar que el proyecto pide fomentar espacios de participación y colaboración, que se establezcan políticas culturales de carácter plurianual y la promoción de campañas institucionales de comunicación, divulgación y sensibilización hacia la cultura. En este último aspecto, de hecho, Mahaia incidió ayer en varias ocasiones, asumiendo que el sector tiene que hacer un trabajo importante de cara a la sociedad, algo que se va a traducir ahora, por ejemplo, en la campaña Mahaia: vitamina C para nuestra cultura.
Conscientes de que son la iniciativa privada y asociativa las que están siendo el verdadero impulso de la creación alavesa en estos años de crisis (una de las peticiones es realizar un censo de equipamientos y agentes culturales existentes) y de que la falta total de políticas culturales institucionales que no se preocupen solo de las grandes infraestructuras es un lastre muy complicado de llevar, quienes conforman la mesa, un año después de aquellos primeros contactos, han terminado de concretar los deberes propios y ajenos. La cuestión está en saber si las asignaturas van a seguir quedándose pendientes sine die.
Lo cierto es que al acto celebrado ayer en el centro cultural de lo alto de la colina asistieron varios representantes de distintas fuerzas políticas. El problema para Mahaia es ver si la mesa va a ser capaz de convertir sus siempre buenas palabras en hechos. Ahí está el siguiente paso que se debe afrontar, además de inmediato.