Vitoria - Un artista propone su nueva obra de arte: encerrar a un pájaro en una cámara acorazada que está pintada de rosa y solicitar a la ciudadanía que colabore para liberarle antes de que el animal muera, algo que se calcula que sucederá en una fecha tan señalada como el 25 de diciembre. En pocas palabras, desde ahí parte el último trabajo literario de José Ramón Sobrón Perea tras Ensayo sobre el color de la memoria, una publicación bautizada como Teoría de la jaula abierta (Iomismo Ediciones) que realiza “muchas preguntas” sin, en realidad, ofrecer “casi respuestas”, una invitación a la reflexión pero sin renunciar a un tono que quiere ser también divertido y ameno.
Sobre la base de esa acción que se presenta como artística, Sobrón Perea va acumulando capas de cuestiones. Para empezar, está la pregunta de si todo es arte y dónde están, si los hay, los límites, sobre todo teniendo en cuenta que en un momento dado el artista vincula su propia vida o muerte a la del personaje alado. Además, cabe pensar en dónde queda el animal y su sufrimiento frente a la teórica expresión de la cultura humana. Pero el escritor va más allá. Esa pieza de arte contemporáneo, cuando se presenta en sociedad, genera gran controversia entre los ciudadanos y, también, algunos disturbios ante los que interviene la Policía Local, a la que ni le interesa el arte ni el pájaro pero no quiere que la supuesta normalidad se vea alterada. Esa reacción de las fuerzas de seguridad afecta, a su vez, al ámbito político, a unos representantes públicos que se encuentran cerca de unas elecciones y ven cómo su statu quo puede verse alterado por algo que ni les va ni les viene... “Pretendo que el lector, primero, pase un rato entretenido e incluso divertido; pero también busco, si a la persona le interesa, profundizar y pensar sobre el contexto social, político y económico en el que estamos”.
Tomando como referencia los experimentos realizados el siglo pasado por el psicólogo estadounidense Martin Seligman con animales y jaulas electrificadas, Sobrón Perea mira a través de este libro a una sociedad que “se encuentra en una zona de conservadurismo personal en la que no nos atrevemos a soñar, a pensar en grande; estamos limitados y siempre echando la culpa a las circunstancias, a la coyuntura o lo que sea, cuando en realidad cada uno de nosotros tiene muchas cosas que hacer para generar su propio proyecto”.
“Al final, lo que sugiere el texto es que muchas partes, desde perspectivas diferentes, se pueden poner de acuerdo para hacer algo que no satisfaga a todos pero que sí les beneficie”, una lectura pegada a la actualidad de un país en el que “el problema no es ir a unas nuevas elecciones, sino encontrarse con políticos que no se ponen de acuerdo por cuestiones personalistas y partidistas”. En este sentido, el autor considera que para opinar, tanto de arte como de política o cualquier otra cuestión, “hace falta buena intención pero también conocimiento”, algo en lo que profundiza Teoría de la jaula abierta.
Esto y más (¿la jaula encierra pero también protege? ¿hasta dónde llega el compromiso de un artista con su obra? ¿se ha resignado la sociedad a vivir así?...) se cita en un libro que se puede conseguir tanto en las librerías Jakintza, La Afición Literaria y Zuloa como en Amazon y www.teoriadelajaula.com. Una publicación que, además, cuenta con la aportación, en forma de frase inspiradora, de 25 personas que se han sumado al llamamiento realizado por el también co-fundador del proyecto Los Scribas y experto en políticas locales.