madrid - La violinista Anne-Sophie Mutter recibió ayer de manos de la Reina doña Sofía el Premio Yehudi Menuhin a la Integración de las Artes y la Educación por su Fundación para la promoción de jóvenes músicos, a la que ha llevado su filosofía de que el mundo necesita “embajadores de la música y no técnicos”. Mutter, considerada la mayor violinista de nuestro tiempo, señaló a la prensa que, desde que los refugiados están en Europa, se siente “la música más que nunca, porque es una plataforma de encontrarse”.

Como afirmó Paloma O’Shea -presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía y directora de la Fundación Albéniz- con este galardón se ha querido reconocer la gran calidad como intérprete de Mutter y su excelente e “importantísima” labor en fomento de la educación a través de la Fundación Anne-Sophie Mutter; y también destacó “su atención al talento que le rodea. Pocos virtuosos de su categoría han dedicado tanta atención a la música contemporánea”.

un mensaje importante Para la músico alemana, este premio es muy importante, ya que “Yehudi Menuhin estuvo siempre para la música y los jóvenes” y en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, Mutter ha podido comprobar “cómo es de profundo el amor y respeto para los jóvenes músicos y cómo se transmite el mensaje de Menuhin”, comentó la artista. Para ella, son igual de fundamentales las habilidades de un músico como su conexión personal con los compositores, lo cual sólo se consigue, en su opinión, “con los mejores profesores, que deben centrarse en una pequeña cantidad de estudiantes pudiéndoles dar así una atención más personalizada”.

Mutter afirmó que “supone un vínculo muy importante entre las diferentes culturas” pero lamentablemente en Alemania, “y creo que no es una excepción”, los niños reciben una educación que se centra en asignaturas que puedan llevarles a ganar más dinero y a que tengan más éxito en la vida. “Pero no prestan suficiente atención a que todos tenemos un alma. Cuando yo hago música hablo a través de mi alma”, entablando un diálogo con los otros músicos, ya que sólo así “podemos encontrarnos entre nosotros y vivir en conjunto”.

Sobre pertenecer a una orquesta o ser un músico solista, Mutter comparó esto con un gran jardín en el que hay rosas y plantas de diferentes tipos. “Distintos tipos de repertorio requieren distintas maneras de enfocar la música no tiene que ver con ser mejor y pertenecer a una orquesta no es ser menos músico”, sino que lo importante es lo que este aporte al repertorio, “y eso habría que enseñar a los niños”.

un esfuerzo global Mutter animó “a la gente rica”, a formar parte del esfuerzo global y lograr nuevas maneras de que la música llegue a las nuevas generaciones, ya que “existe una generación que carece de una educación musical”, porque el Estado “se está retrayendo de estas responsabilidad”.

Y eso es lo que ella hace en la nueva sala de conciertos de Munich y en el pub que hay junto a ella donde se interpretan conciertos más intimistas. “Es un club más relajado, es más casual, tiene un nivel distinto de cercanía con los artistas. En Alemania tenemos decenas de miles de estudiantes de música, pero no les veo en los conciertos”, aseguró.

Mutter apostilló que hace unos días interpretó un concierto benéfico para los refugiados, donde se creó “un ambiente distinto en el que se trataba de pasar un buen rato con la música. Es genial trabajar así con la música”. - Efe