The Who, The Hellacopters, Lucinda Williams, Dancing... están a punto de sumarse a la historia del Azkena Rock Festival. El certamen cuenta ya los días para celebrar su decimoquinto aniversario, un cumpleaños en el que soplar las velas junto a los miles de azkeneros que cada año desde 2002 se han sumado al que, sin duda, es el evento -cultural y no sólo- más importante que se lleva a cabo en Álava a lo largo del año, tanto por el número de personas que mueve como por la repercusión que tiene en diferentes aspectos de Gasteiz, también en lo que se refiere al impacto económico directo e indirecto.

Calor. Mucho calor. Fue la tónica en aquella primera edición celebrada en la, por entonces, sala Azkena (hoy Jimmy Jazz). Fue los días 12, 13 y 14 de septiembre de 2002, cuando el local ni siquiera había cumplido un año abierto y cuando, como tal, no existía la promotora vasca Last Tour -organizadora del evento- aunque sí estaban las personas. Supersukers -que regresan en esta decimoquinta entrega- fueron cabezas de cartel de una de las jornadas como también sucedió con Backyard Babies y Mudhoney sin olvidar la presencia, entre otros, de Sex Museum (seguramente Fernando Pardo es el músico que más veces ha actuado en el ARF), The Bellrays o Five Horse Johnson.

El lleno se rozó. Casi 3.000 personas en tres días. Es decir, en la piscina había agua. Así que los responsables del certamen pensaron en impulsar el crecimiento del evento, pero dando pasos poco a poco. Por eso, para 2003 se pensó en trasladar la cita al polideportivo de Mendizorroza (con un aforo máximo de algo menos de 4.000 asistentes por día), sabiendo que en algunas instituciones alavesas, como después reconocieron algunos responsables políticos, había serias reticencias a dar rienda suelta a la apuesta temiendo una invasión de gente poco recomendable. Vamos, un ojo clínico.

En el lado contrario se situaron otros con mando en plaza desde Caja Vital y el Ayuntamiento de Gasteiz, exigiendo al ARF que se dejase de medias tintas. La solución, Mendizabala, lo que conllevaba también una exigencia importante en cuanto a la composición del cartel. Iggy Pop & The Stooges -de nuevo en Europa tras tres décadas-, Ray Davis, The Cramps, The Jayhawks, The Hellacopters, Craker y compañía se citaron el 12 y el 13 de septiembre de 2003 y justo a partir de ese momento nada volvió a ser igual para el festival.

El Azkena se empezó a convertir en una marca tanto para la ciudad como para la promotora organizadora, un sello que ha crecido con el paso de los años hasta llegar a un punto en el que es imposible imaginar el certamen sin la ciudad y viceversa, a pesar de que en las últimas ediciones las consecuencias de la crisis económica se han hecho notar. Y eso que ha habido algunos momentos complicados, como sucedió en 2004, en una tercera edición que empezó marcada por una de las mayores tormentas que se recuerdan en Mendizabala, aunque la de 2014 tampoco se quedó corta.

The New York Dolls, un desacertado Ryan Adams, Radio Birdman (que regresan este año), The Flamin’ Groovies, Turbonegro, The Screamin’ Cheetah Wheelies (en el que algunos consideran uno de los mejores conciertos de las 14 ediciones vividas hasta ahora) se encontraron en el recinto del 9 al 12 de septiembre.

El evento siguió creciendo y en 2005 (1, 2 y 3 de septiembre) y 2006 (31 de agosto, 1 y 2 de septiembre) se disfrutaron dos de las entregas más completas e interesantes. Pearl Jam, Deep Purple, Social Distortion, Wilco, The Pogues, Queens of The Stone Age, Bad Religion, My Morning Jacket, Buckcherry, Misfits... Carteles para quitar el hipo.

Pero la calidad de la propuesta y la respuesta del público no cuadraban con los números del festival y, sobre todo, con lo que Last Tour entendía como falta de compromiso económico por parte de las instituciones. Eso se tradujo en un 2007 (31 de agosto y 1 de septiembre) de circunstancias con Tool, Roky Erickson, Hoodo Gurus o unos prescindibles MC5, entre otros, y el compromiso de intentar retomar el vuelo. Así sucedió en 2008, el último año en el que el evento se llevó a cabo en septiembre (4, 5 y 6) con Sex Pistols, The Lemonheads, Blind Melon, Danko Jones, Dinosaur JR. y John Cale, por ejemplo.

Ahí empezó la que, para muchos, es la mejor época del ARF, con cuatro entregas (en mayo de 2009 y después ya en junio de 2010, 2011 y 2012) con tres jornadas cada una y la apuesta por el crecimiento fuera de Mendizabala. Alice Cooper, Kiss, The Black Crowes, Bob Dylan, Ozzy Osbourne, Lynyrd Skynyrd, Paul Weller, Twisted Sister, Status Quo, The Cult, The Mars Volta, Slash, Brian Setzer, Chris Isaak, Airbourne, The Darkness, Juliette Lewis, Rob Zombie, Imelda May (otra que vuelve este 2016), Primus, Soul Asylum, Molly Hatchet, The Hives... imposible decir mucho más.

Sin embargo, la crisis económica terminó por pasar factura en 2013. Desde entonces, el festival dura dos días, intentando mantener sus señas de identidad, sus criterios de calidad y la fidelidad del público, aunque el certamen ha admitido algún año fallos en su política de comunicación y en la planificación de algunos cabezas de cartel. Aún así cabe recordar que en esa duodécima edición pasaron grupos como The Smashing Pumpkins, The Gaslight Anthem o Gov’T Mule (otros que han pisado el recinto en más de una ocasión), sin olvidar el regreso de los cuervos.

El camino al actual aniversario lo marcaron en 2014 y 2015 dos ediciones muy parecidas, con ZZ Top, Scorpions, Blondie, The Stranglers, Violent Femmes, Mastodon, Eagles of Death Metal, Joe Bonamassa..., también similares en cuanto a la respuesta de unos espectadores que siempre han sido y serán el verdadero Azkena Rock Festival.

2013