madrid - En cualquier tiempo vivido y a cualquier edad que se tenga “sólo hay que mirar alrededor para encontrar una historia digna de ser contada”, por eso Carlos Giménez aborda en la actualidad y a sus 75 años en su último cómic, Crisálida, la “decrepitud de la vejez”.
Su mirada insaciable y su “incontinencia verbal” han convertido a este autor en uno de los mejores cronistas de cualquier etapa que se aprecie aunque, según reconoce en una entrevista, en cualquier circunstancia “casi siempre hay una historia terrible” porque “siempre hay alguien que sufre”. En Crisálida (Reservoir Books), Giménez (Madrid, 1941), a través de su alter ego, Tío Pablo, nos habla del futuro, nos confiesa muchos miedos y reflexiona sobre la vejez, el mundo, sus engaños y sus miserias. “En mis trabajos, como en un escaparate, se muestra, así lo pretendo, el tiempo en que he vivido, lo que he visto, lo que he sentido y lo que he pensado y pienso”, relata. - Efe