Vitoria - Aunque él no lo intuye, la aburrida normalidad de Enrique Spasmos está a punto de verse alterada de una forma inimaginable al atropellar sin querer a una enigmática mujer. Así arranca Mission: Jaqueca, la primera novela del gasteiztarra Jesús María Sáez, un título autoeditado que ya se puede conseguir tanto en su versión física como electrónica en Amazon y otras plataformas digitales. “Es una obra de aventuras que en vez de tirar hacia la novela negra lo hace hacia la de azul marino”, apunta el autor. No en vano, el humor y lo absurdo tienen un peso específico.

Junto a esa compañera de vicisitudes, Spasmos se verá implicado en la búsqueda de las ART (Aspirinas Radioactivas Termonucleares) que han sido robadas. Eso les llevará desde el País Vasco hasta Bruselas pasando por Sevilla y Londres en una carrera de obstáculos en la que se cruzarán con terroristas, criminales, espías... Todo ello relatado con un ritmo pretendidamente ágil, con capítulos en la mayoría de los casos muy cortos “para poder leerlos en cualquier sitio y momento”. “Estoy satisfecho con el conjunto porque, aunque esté feo que lo diga yo, creo que está razonablemente bien escrita. Además, a medida que avanza, o así me lo han comentado quienes han leído ya la novela, parece que te va enganchando más según van avanzando las páginas”, describe Sáez, al tiempo que reconoce que “todos tus personajes principales tienen algo de ti y creo que Enrique también lleva algo de mi historia y de mi vida, de mis experiencias y mis viajes”.

Reconoce el gasteiztarra la influencia de Francisco Ibáñez, y su Mortadelo y Filemón, por lo menos en algunos nombres escogidos para la novela. “Empecé a leer gracias a él, como mucha gente de mi generación, y desde su obra salté luego a la literatura”, aunque subraya, sobre todo, el nombre del escritor y dramaturgo Enrique Jardiel Poncela. De hecho, el absurdo es un elemento esencial para Mission: Jaqueca, aunque también haya tiempo y espacio para diferentes reflexiones sobre las relaciones personales o la teórica separación entre buenos y malos de la sociedad actual. “Pero todo en clave de humor”, comenta.

En este sentido, Sáez tiene claro que en su ánimo está que el lector se divierta, “que termine el libro y piense que se le ha hecho corto”. Él siente “emoción” al tener uno de los primeros ejemplares que le han llegado entre las manos. “Es que estoy hasta nervioso; es una sensación extraña ver que lo que tenías en mente ya es una realidad en papel”.

En realidad, él escribió la novela hace algo más de una década, aunque no ha sido hasta ahora -las cosas de la vida, ya se sabe- cuando ha podido completar el camino, aunque a lo largo de este tiempo ha seguido escribiendo relatos cortos y otros textos que, en ocasiones, ha difundido en las redes sociales.

Ahora es el momento de los otros, de los lectores. Él, eso sí, no piensa en un siguiente título. “Nunca digas de este agua no beberé, pero...”. Ideas no faltan. Tampoco la posibilidad de reunir en un libro los relatos antes mencionados. Ya se verá.