Cannes - Había mucha expectación por ver a Paul Verhoeven en Cannes y, a sus 77 años, el cineasta holandés no decepcionó con Elle, una película polémica, divertida, inteligente y tremendamente libre, con una Isabelle Huppert que borda un complejo papel que puede provocar reacciones contrapuestas.

Un personaje nada fácil el que interpreta la actriz francesa, el de Michelle, una mujer que es violada en su casa, un punto de partida que no da paso al esperado drama sino a una historia que va mucho más allá, un thriller, una tragedia, una comedia, una especie de “cuento, una fantasía, y la fantasía no es necesariamente algo que ocurre”.

“Es algo que está en tus pensamientos”, explicó Huppert, que resaltó que Elle “no debe tomarse como una historia realista, no es un declaración general sobre una mujer que es violada y que acepta esa violación”. Es sobre una mujer en concreto, “su historia como individuo”, y en la película queda muy claro que Michelle no es alguien que ha tenido una vida normal.

Es la hija de un asesino y su carácter y reacciones, completamente delirantes en algunos momentos, son el resultado de todo lo que le ha pasado. Basada en la novela Oh... de Philippe Djian, Verhoeven vuelve con Elle a la competición de Cannes 24 años después de haber presentado Basic Instinct (Instinto básico) y lo hace con fuerza para cerrar las proyecciones de una edición que ha estado marcada por los cineastas veteranos.

Solo Ken Loach, de 80 años, supera en edad a Verhoeven, que pese a su edad, demostró ayer en Cannes que tiene aún mucho que decidir en el cine y con películas como Elle, su primer trabajo en francés y completamente diferente a todo lo que ha hecho hasta ahora.

nueva etapa Las grandes producciones de Hollywood han quedado atrás para Verhoeven, que hace años que no dirige películas en EEUU porque no encuentra guiones interesantes. “O son cosas que ya he hecho o no me interesan mucho”, dijo sobre los guiones americanos que le proponen. Sin embargo, en la historia de Philippe Djian encontró “algo diferente”, porque “tiene cosas nuevas”. “Es un thriller, hay elementos trágicos, hay elementos cómicos, hay un poco de todo en el filme. Es eso lo que echo de menos, no encuentro historias así de interesantes en EEUU”, dijo Verhoeven, que agregó: “Hago películas porque me gusta hacer este tipo de filmes, no es por ganar dinero, eso sería aburrido”. Y aunque en un principio pensaba rodar Elle en inglés, cuando supo que Isabelle Huppert estaba interesada en el papel y dado que la novela es francesa y se desarrollaba en París, decidieron cambiar. “Estoy muy contento porque París y Francia me han dado esto, que no existe en ninguna otra parte”, dijo en referencia a la actriz, que en Elle demuestra de nuevo su talento para entender personajes aparentemente incomprensibles.

Huppert destacó la ironía y humor de los personajes de la película, que ya estaba presente en la novela de Djian, y la “ambigüedad y misterio” que Verhoeven ha introducido en la historia. Una ambigüedad reconocida por el realizador, para quien es su película con el final más abierto, dejando a los espectadores que decidan definir qué es el filme. Porque lo más complicado de realizar en la película fue darle una estructura, evitar americanizarla, para poder entender los comportamientos contradictorios de los personajes. “Ha habido que escuchar la novela, pero no forzosamente todo. Hemos respetado el libro, porque es una gran novela”, agregó Verhoeven. Al respecto, Djian hizo hincapié en que la historia “no es sobre una mujer que se enamora de su violador”, como algunas críticas han resaltado, sino sobre “alguien que no obedece todos los códigos de la sociedad normal”. Una mujer “que intenta ser libre y es esa libertad la que da miedo e incomoda al espectador. No nos gusta que las mujeres sean totalmente libres y hagan lo que quieran”, afirmó el escritor. - Efe