Vitoria - Mejor no buscar una entrada. No queda ni un hueco libre desde hace tiempo. El Jesús Ibáñez de Matauco, situado en el centro cívico Hegoalde, se despide hoy de la programación invierno-primavera de la Red de Teatros y lo hace, como por otro lado era de prever, con el cartel de completo. Sobre las tablas, una ficción que se basa en la realidad, tanto en la oficial como en la oficiosa, para adentrarse en la figura de Juan Carlos I y, a través de él, hablar de España, su monarquía, su sistema. En el escenario, tres hombres de sobra conocidos como Alberto San Juan (en el triple papel de actor, autor y director), Luis Bermejo y Guillermo Toledo.

De esta forma, Teatro del Barrio regresa a tierras alavesas después de que su Ruz-Bárcenas sólo se pudiese ver en Zigoitia gracias al programa BideArt. Cosas que pasan y que algunos achacarán a la casualidad y otros -tal vez los que piensan mal- a otras circunstancias. Siguiendo, en cierta forma, la línea marcada en esa pieza - donde lo sucedido y lo inventado casi no encuentran frontera- El rey, que se estrenó a finales del año pasado, presenta a un personaje reconocible por parte del público aunque desde una perspectiva diferente.

Ficción contra la ignorancia. Así ha definido Teatro del Barrio su quinta producción. Al fin y al cabo, la obra no pretende ser una lección de historia sino un relato (y partir de él que cada uno saque las conclusiones que quiera) basado en un hombre que en teoría ya no pinta nada después de haber, supuestamente, marcado el destino de un país junto a otros hombres, con nombre propio, de los que también se podría hablar largo y tendido para intentar establecer una separación entre lo que fue y lo que el poder vendió que sucedió en realidad.

Acostumbrados a ser incómodos, San Juan (involucrado en la enésima polémica sobre los titiriteros), Toledo (artista convertido en el nuevo demonio al que hay que criticar por todo) y Bermejo llenan así el escenario con una reflexión sobre un país poco acostumbrado a pensar sobre sí mismo.