Lo normal en estos tiempos es que del papel se pase a la pantalla. No es su caso. De hecho, el camino es justo a la inversa. Son las redes sociales las que le sirven de manera habitual para apuntar reflexiones, comentarios, instantes. “Son como haikus” entre los que aparecen de manera habitual “mis obsesiones con la luna y lo que supone la noche”, ideas que en un momento dado ha querido desarrollar en poemas, que a su vez se han convertido en libro, Parpadeos lunáticos (Sapere Aude). Es más, la publicación de Javier Vegas sería imposible en una pantalla. Necesita del tacto para poder leerse en un sentido y en otro.

Junto a las ilustraciones creadas por Oscar Alonso, el poemario propone dos lecturas relacionadas pero diferentes, partiendo de la base de que “todo demonio tiene su ángel y viceversa”. No hay recomendaciones ni obligaciones. El lector es libre. Por un lado se va a encontrar “una poesía más barroca, clásica, en la que jugar con el lenguaje y el ritmo”. Por otro, partiendo de los mismos temas, aparece el lado canalla, salvaje, “menos blandito”, ríe el autor. “Me encanta la música y la literatura norteamericanas. Y en muchas de esas letras hay una especie de concepto amoral que te van describiendo con mucha frialdad situaciones que son muy duras; eso es lo que he intentado buscar”.

De eso hablará el escritor hoy a partir de las 20.00 horas en el Café Andén donde se va a proceder a la presentación oficial del libro, una “fiesta” en la que la música y la palabra van a tener mucho que decir dentro de un formato de “karaoke poético” abierto a la participación. A quienes acudan o a aquellas personas que en un momento dado se crucen con Parpadeos lunáticos, Vegas les quieren transmitir “la posibilidad de encontrar belleza en cualquier momento del día y con cualquier espíritu de ánimo; es una exaltación a la contemplación positiva de la vida”.

Todo ello con la luna dominando desde lo alto, mostrando dos lados, dos tipos de poemas en un mismo libro. “Siempre he pensado que tiene forma de cara que te mira”, buscando “nuestros sueños pero también nuestras pesadillas”. Ella observa e inspira muchos de estos poemas “cortos, como impactos”. “La poesía es como cualquier otro arte, primero te tiene que transmitir algo. Luego ya, si quieres, estudias lo que te ha transmitido. Pero lo primero es la sensación libre del que lee”.

Tras Franceses, brigantes y alaveses, con todos sus sacramentos, Vegas se siente a gusto con la decisión de afrontar el reto poético, aunque lo próximo que tiene entre las manos sea el relato breve. “No se ha consumido más poesía que ahora. El blues, el hip hop, el rock... también son poesía. Las redes están plagadas de frases ampulosas escritas en cursiva y con una bonita foto de fondo. También son poesía. Parece que nos da miedo reconocer que vivimos rodeados de poesía”, dice. Él, mientras tanto, sigue en la pantalla. “Twitter es una especie de juego de pudor y de impudor. Somos un colectivo de sordos hablando sin saber lenguaje de signos. Cada uno suelta su discurso y no nos escuchamos. Para mí es más un cuaderno de notas”.