Málaga - Dos proyectos de cine independiente y con presupuestos modestos, Callback, cuarta película de Carles Torras, y Zoe, primer largometraje de ficción de Ander Duque, protagonizaron ayer la sección oficial a concurso del decimonoveno Festival de Cine Español de Málaga. Torras, que ya había asistido a este Festival en 2009 con Trash y en 2011 con Open 24H, regresa ahora para mostrar el lado más oscuro de Nueva York a través de las miles de personas que llegan allí para cumplir su sueño y no lo consiguen.

El nacimiento de esta historia es el resultado del encuentro de Torras en esa ciudad con el actor chileno Martín Bacigalupo, que interpreta a Larry, un inmigrante que trabaja como mozo de mudanzas para subsistir y que ansía ser actor. Para ello, el protagonista busca el camino más corto y acude a continuas audiciones para anuncios publicitarios, pero pronto las cosas empezarán a salir de una forma distinta a la que esperaba.

Torras cree que el protagonista sufre una “obsesión por conseguir sus objetivos, tiene un lado de soñador y pretende aparentar lo que no es, por eso intenta mimetizarse y absorber toda la información que le rodea”. Reconoce que es un personaje que “puede resultar antipático, porque comete actos deleznables”, pero como director ha acabado “cogiéndole cariño”, ya que “puedes odiar al personaje, pero en el fondo te compadeces de él o no sabes lo que sentir”.

“Cuando llegas a Nueva York es fascinante, con tanta gente que va a cumplir su sueño pero tiene que buscar un trabajo de camarero, y para ese trabajo primero tiene que comprarse una identidad falsa por 150 dólares”, resaltó el director.

‘Zoe’ El otro largometraje de la sección oficial fue Zoe, un proyecto que su director, califica como una “película privada” que ha sido posible gracias a la implicación de los personajes reales de Los Palacios y Villafranca, donde fue rodada, que interactúan con las protagonistas.

Este filme ofrece una mirada a la crisis a través de los ojos de una niña de 5 años, Zoe (Zoe Gavira), cuya madre, Gema (Rosalinda Galán), se ha quedado sin trabajo. “Quería reflejar la realidad pero sin resultar incómodo, contar una historia que no incomode, porque la gente está saturada de dramas y no quería resultar demasiado dramático, sólo una historia que genere una reflexión y deje un poso, pero sin ser demasiado radical o contestatario. Se puede hacer cine social desde un punto de vista sutil o más emocional como éste”, señaló Duque.

Aprovechó su experiencia en el terreno del documental y a partir de ahí estructuró esta película de ficción “con sus bloques argumentales definidos, sus secuencias y un arco narrativo”. A estas personas reales se les explicaba la situación argumental en cada escena “y surgía un diálogo muy natural”, según el director bilbaíno, que ha resaltado que “casi todo son primeras tomas, y como mucho hay alguna segunda toma, porque si no, se desnaturaliza”.

Rodar con Zoe Gavira, que entonces tenía 5 años, obligaba a “grabar muchas horas para no perder ninguna reflexión que hiciera”, explicó un Ander Duque que la califica como “una joya y una futura actriz del cine español”. - Efe