A Carl Theodor Dreyer, La palabra le valió el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia en 1955. El realizador danés, toda una referencia de la gran pantalla europea, tomó como punto de partida para uno de sus filmes más característicos una obra de teatro homónima de Kaj Munk. Y su película ha sido ahora la chispa para Hileta, la última propuesta, en formato de cortometraje, del director alavés Kepa Sojo. “Tengo una fascinación bastante importante con respecto a Dreyer y quería hacerle un homenaje, una versión con toda la modestia del mundo, aunque seguro que entre algunos cinéfilos causo estupor”, ríe el creador, que con este trabajo ha dejado a un lado la comedia y ha grabado por primera vez en euskera.
Tras el estreno en el Festival de Cine de Medina del Campo el mes pasado, la película ya está encontrándose con el público, incluso a pesar de que los atentados de Bruselas impidieron que el director acompañase a su nueva obra en Praga hace unas semanas. Donde sí podrá estar Sojo será en el Amurrio Antzokia este sábado. En este lugar que el realizador conoce tan bien, los espectadores se dejarán llevar por la historia de Hileta a partir de las 20.00 horas, siendo la entrada gratuita e incluyéndose en la sesión la presentación de False Flag, corto del guipuzcoano Asier Urbieta.
“Lo primero que quiero generar entre el público es sorpresa” comenta Sojo, que presenta en el filme de 23 minutos de duración un mundo rural vasco “totalmente cerrado, críptico, atávico”, un contexto “que va a generar inquietud” mientras el espectador asiste al velatorio por una joven esposa muerta en 1925.
“Es la antítesis de lo que he hecho hasta ahora, pero era algo que me apetecía mucho también para demostrar que no sólo sé hacer comedia, que puedo hacer drama, que sé jugar con los silencios, los ritmos...”, apunta el realizador, consciente además de que el éxito de su anterior trabajo, Loco con ballesta, poco importa ahora. “Con cada corto empiezas de nuevo, vales por lo que es tu último trabajo, lo anterior no importa”.
Aún así, él considera que su apuesta cuenta con dos bazas importantes para empezar, tanto su “destacado trabajo a nivel técnico” como interpretativo: “una de las claves de la película es el trabajo de los actores, que realizan una interpretación muy contenida; están a un nivel tremendo”. Por eso “las sensaciones son buenas” aunque todos los inicios con un nuevo título “sean complicados”.
“Cuando estaba escribiendo el guión sí tuve mis dudas” sobre el hecho de dejar a un lado la comedia y adentrarse en un drama con tintes de thriller y cine de terror, pero “en cuanto comenzamos el rodaje -que se hizo en el entorno natural de la ermita de Garrastatxu- todo eso se despejó”. “Soy consciente de que es una apuesta más arriesgada”, pero también de que “estoy muy contento con el resultado final”.
Ahora, mientras Hileta sigue su curso, prepara junto a Sonia Pacios un corto documental de carácter histórico que va a rodar en breve en la zona del Bierzo. Y está escribiendo el guión de su próximo largo. Pero la parada más inmediata es Amurrio.