Los mundos de las letras inglesa y española se encuentran inmersos en la conmemoración del 400 aniversario de las muertes de sus escritores-icono: William Shakespeare y Miguel de Cervantes, respectivamente. Y se diría que el mundo de las letras se acaba ahí, que lo demás son cuentos chinos. Al menos, eso habría que deducir de la poca trascendencia que se le ha dado en el planeta al aniversario de la muerte de un autor emblemático de la lengua, precisamente, que mayor número de hablantes tiene: el chino.

China inició ayer los actos de conmemoración del cuarto centenario de la muerte de Tang Xianzu, uno de sus más famosos dramaturgos. Una celebración que el gigante asiático quiere que tenga un perfil más internacional al coincidir también con el 400 aniversario del deceso de William Shakespeare y de Miguel de Cervantes. Para ello, la ciudad natal de Tang (Fuzhou, en la provincia suroriental de Jiangxi) se hermanará con Alcalá de Henares, la localidad donde nació Cervantes, y su obra más famosa, El Pabellón de las Peonías, se podrá ver en abril en Stratford-upon-Avon, donde Shakespeae vio la luz, destacó la agencia oficial Xinhua.

Tang (1550-1616), cuyas obras todavía se representan hoy en día en China, especialmente en forma de ópera tradicional (kunqu), falleció el 29 de julio de 1616, pocos meses después de las muertes de Cervantes y Shakespeare (22 y 23 de abril).

Centro de investigación El alcalde de Fuzhou, Zhang Hongxing, destacó que como parte de las celebraciones se inaugurará este año un centro de investigación del dramaturgo, y se organizará un seminario sobre su figura en Palo Alto (California, EE.UU.). El Pabellón de las Peonías, una de las obras teatrales más célebres de la literatura clásica china, cuenta el romance entre Du Liniang, hija de un influyente político de la antigua China, y el intelectual Liu Mengmei. La representación de la obra completa puede prolongarse durante casi 24 horas, y contiene escenas fantásticas en las que Du resucita de entre los muertos, o los amantes se aparecen uno en los sueños del otro.

Tang Xianzu merece su sitio en este año de celebración, aunque su obra a muchos les suene a chino. Al fin y al cabo, lo mismo les sucederá a muchos ciudadanos orientales con el castellano y el inglés.