gasteiz - José Antonio Cotrina empezó a cultivar su pasión por géneros como la fantasía, la ciencia ficción o el terror desde que era muy joven, a través del cómic y la literatura. Le marcaron grandes clásicos como La historia interminable, su cautivadora mezcla entre el mundo real y el imaginario, y autores “fetiche” como Stephen King, J.R.R. Tolkien o, especialmente, Clive Barker, creador de los terroríficos Libros Sangrientos o Sortilegio. Cotrina, que “desde chaval” había querido ser escritor y ya había plasmado su universo personal en un buen puñado de cuentos cortos, lo tuvo claro cuando descubrió la obra de este aclamado autor británico: “Yo quiero escribir esto”. Y eso a pesar de que en su día se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas, un mundo relacionado con las letras, sí, que a veces también tiene mucho de ficción y fantasía, también, pero que tuvo que dejar a un lado para alcanzar ese sueño. “Fue un accidente en mitad del camino. Digamos que soy un publicista no practicante”, reconoce sonriente.

El autor gasteiztarra, tras casi dos años de trabajo compaginado con otros proyectos, suma a su ya prolífica obra la novela Las puertas del infinito, escrita “a cuatro manos” con el tinerfeño Víctor Conde, otro de los autores estatales más destacados del género. “La literatura fantástica tiene algo mágico: es la ciencia de hacer creíble lo imposible, que esa experiencia sea lo más verosímil”, describe Cotrina desde la librería Ronin, acompañado de varios ejemplares. Precisamente en este rincón del barrio de San Martín, hábitat natural de miles de historias fantásticas, tendrá lugar este próximo sábado (19.00 horas) la presentación oficial de la novela, que puede encontrarse ya en las librerías más conocidas de la capital alavesa y puede descargarse también a través de distintas plataformas digitales.

Conde y Cotrina se conocieron en Madrid hace ya bastantes años, en 2003, en una convención donde el vitoriano fue a presentar su primera novela, Las fuentes perdidas, en la que ya anticipó su inclinación por combinar lo macabro con lo fantástico. “Nos gustaban las mismas cosas, teníamos muchos elementos comunes”, recuerda el escritor. Hasta que en 2011, de nuevo en Madrid y durante una Feria del Libro, ambos volvieron a juntarse, charlaron y tras una “tormenta de ideas muy exagerada” y “efervescente”, alumbraron lo que finalmente sería este último proyecto. “Fue una conversación de y si... ¿Y si hacemos esto? ¿Y si hacemos esto otro?”, recuerda el autor. Hasta que ambos terminaron por ponerse manos a la obra.

El resultado es una novela “original, ambiciosa, desbordante de creatividad” y llena de giros inesperados -según detalla su editorial, Penguin Random House-, que explora la temática de las puertas a otros mundos, tanto espaciales como temporales. Un género en auge gracias a obras como El libro de los portales, de Laura Gallego, de películas como Stargate, Las crónicas de Narnia o Interestellar, o de series como la española El ministerio del tiempo y que en Las puertas del infinito tiene un nuevo y más cercano exponente.

La trama, que cuenta con dos líneas de acción paralelas -cada una de ellas creada por cada uno de los dos autores-, explora el mundo de la aperimancia, el complejo y también peligroso arte de abrir esas puertas temporales para conectar universos lejanos. Desarrollada en un Londres con toques victorianos pero también en Colapso, un mundo enloquecido y “al borde del apocalipsis” en el que confluyen realidades distintas, la historia da cuenta de un buen número de hallazgos asombrosos, como los dragones ciudad, la madre máquina, las llaves de los maestros o el nexo entre mundos, que sólo quienes se adentren a través de sus 448 páginas podrán comprender. Una novela más enfocada al público adulto, a diferencia de otros trabajos anteriores del autor, que ha orientado gran parte de su carrera a la literatura juvenil.

Otra colaboración en ciernes La colaboración de Cotrina con Víctor Conde, esa construcción de la historia a cuatro manos, no es nueva en su currículum. Ahí está El fin de los sueños, creada en colaboración con Gabriella Campbell, un proyecto al que pronto seguirá una tercera novela compartida enfocada, de nuevo, en los chavales mayores de doce años. Aunque tiempo habrá para hablar de ello. Ahora, lo que toca es adentrarse en esos mundos desconocidos que se esconden tras Las puertas del infinito”.