En un territorio como el alavés, donde muchos tienen la idea equivocada de que determinadas cuestiones sólo pueden darse en la capital, el municipio de Zigoitia se ha convertido en los últimos años en un ejemplo de cómo trabajar desde la escena en el medio rural gracias a BideArt, un programa que va más allá de la exhibición, de la formación y de la creación, que ha terminado por crear un ecosistema cultural que construir entre todos. Su programación para 2016 ya está en marcha -se inició el pasado 16 de enero con el estreno de Ahora de Maite Guevara-, un año que viene cargado de propuestas, también de planes para seguir creciendo, aunque las apreturas económicas sean una realidad tozuda.

Siguiendo modelos que se llevan a cabo en zonas más despobladas de países como Noruega o Finlandia, utilizando la experiencia que da el hecho de llevar 30 años trabajando en y por el teatro, y sabiendo ser arriesgados, en la base del proyecto se encuentra el grupo alavés Panta Rhei. “Esto es gestión cultural con mayúsculas”, no levantar el teléfono, pedir un caché y cerrar una actuación. “Las papilas gustativas hay que trabajarlas”, ejemplifica Idoia Ayestarán. “Cuando a uno no le han dado de comer salado nunca, no desarrolla la capacidad de que le guste. Al contrario, cuando prueba por primera vez, lo rechaza. Pasa lo mismo con la ópera, la música clásica o cualquier disciplina artística que no esté machada por la televisión o por lo que llega a partir de la manipulación mediática publicitaria bien dirigida. Una comunidad que puede discernir, que disfruta del arte, que puede afrontar cuestionamientos que no son habituales, genera individuos con mucha más capacidad para saber cuando le están ofreciendo una cosa u otra” y en ese empeño se esfuerzan ella, Emilio Fernández de Pinedo y su equipo.

Desde el agradecimiento “al público y los creadores”, la compañía tiene claro que son ellos y ellas quienes en estos siete años de labor continuada “están generando un sustrato que nosotros nos preocupamos de regar y cuidar”, una labor realizada junto al Ayuntamiento de Zigoitia que cuenta también con la colaboración del Gobierno Vasco y de los Consistorios de Zuia, Izarra y Kuartango, localidades a las que BideArt ha extendido algunas de sus ramas. “Con muy poco dinero hemos conseguido generar un circuito que nos ayuda a traer a compañías que no podríamos afrontar si actuasen en un solo lugar”.

El camino recorrido Antes de poner en marcha el proyecto, Panta Rhei y Zigoitia ya tenían sus contactos, pero fue a raíz de la puesta en marcha del espacio escénico del municipio cuando esa relación se intensificó. Sin embargo, “no se estrechaba ningún tipo de lazo con el público más allá de que te viesen el resultado final de un espectáculo”. Cuando la compañía se trasladó a la zona y empezó a hacer un trabajo de asesoramiento al Ayuntamiento “empezamos a tener una mirada más atenta con respecto a qué tendencias, hábitos y carencias en torno a la gestión teatral rural había en una zona como ésta”. Aquello coincidió con la reflexión lanzada por Eskena (Empresas de Producción Escénica Asociadas de Euskadi) sobre la necesidad de que el Gobierno Vasco abriese una línea de apoyo para el establecimiento de residencias en los teatros públicos para favorecer la colaboración con el sector privado. En el marco de esa confluencia de circunstancias, se planteó un proyecto piloto que terminó convirtiéndose en BideArt, aunque la apuesta ha ido evolucionando en estos años.

El objetivo era claro, cómo hacer que el público se interesase, fuese al teatro y lo viviese. Al principio, por ejemplo, se planteó un documental (El tesoro de Zigoitia) en el que intervinieron jóvenes, niños, familias... Arrancaron ahí los ciclos de exhibición, los talleres, las conferencias... viviéndose unos primeros tres años de desarrollo en el que la propuesta gozaba de “buena salud”. Pero llegado a un punto, el grupo abrió un periodo de reflexión que coincidió con un cambio de gobierno en el Consistorio. Así, en el segundo trienio el impulso más fuerte se dirigió a la formación en las artes escénicas con personas de todas las edades. La idea pasaba por “realizar intervenciones en las que los ciudadanos participantes de manera activa”, sirviéndose, en algunos casos, de compañías invitadas como los Titiriteros de Binéfar. “El pueblo ve a su gente dentro de un hecho escénico y eso hace que el teatro se viva de otra manera”, algo fundamental para Ayestarán ya que “estamos convencidos de que hay que tocar a los públicos desde lo emocional, desde las entrañas”.

El resultado de esos seis años es que, por ejemplo, en lo que respecta a la exhibición -se programan entre 12 y 14 obras anuales- “somos punto de mira de muchos creadores y de muchos espectadores, que también vienen de Gasteiz, Bilbao o Logroño”. Eso mientras se mantienen el resto de líneas, como la formativa. En este sentido, cabe decir que BideArt se acaba de sumar a una red internacional de danza que en el arranque de año ha cristalizado en dos talleres que se han llenado.

Apuestas para 2016 Eso sí, Panta Rhei no quiere detenerse. Por eso, de cara a este nuevo año, más allá de mantener las bases del proyecto, tiene dos objetivos claros. Por un lado, el grupo quiere abrir la parte de la residencia que está destinada a la creación de sus espectáculos a otros creadores. “Queremos recibir a compañías de nueva creación y a artistas para acompañarles en su proceso escénico para ayudarles en lo que puedan necesitar”. De hecho, en el segundo trimestre de 2016 un creador cubano será el primero en inaugurar esta línea de trabajo, algo que se repetirá a final de año puesto que en verano el grupo alavés tiene previsto dar forma a su próxima producción. “Se trata de asesorar en todo lo que se requiera, dirección, atrezo, cómo se pide una línea de apoyo...”.

El otro foco de atención será una nueva edición de Festikale, el festival internacional rural que se llevará a cabo en agosto contando con varios estrenos en Euskadi, incluyendo la producción por parte de BideArt de una performance itinerante con la naturaleza como escenario. La intención es consolidar el certamen pero eso depende del nivel de patrocinio. En este sentido, la mayor parte de las propuestas serán “con contenedor”, es decir, con taquilla “para que el espectador co-patrocine y así nos ayude a paliar parte del presupuesto”.

Con todo, Panta Rhei tiene claro que necesita de más apoyos para todas estas acciones y mira a Diputación. “¿Quién ha estado hasta ahora en nuestra provincia reflexionando sobre las audiencias en el medio rural o cómo enfocar relaciones más profundas y significativas para que estos espectadores sientan el teatro como algo propio y algo necesario? Este viaje que estamos haciendo con los espectadores no se queda sólo en la poética de la emoción, se queda en que luego ese espectador llega al teatro de Zigoitia y paga 10 euros de entrada y llena el espacio. Eso también está generando una riqueza. Decimos con la boca bien abierta que el público nos está apoyando”.

27 de febrero. ‘Barro rojo’ de la compañía Javier Liñera. En el marco del ciclo Identidad, Género y Sexualidad se presenta esta obra sobre la homosexualidad.

6 de marzo. Encuentro para bebés de 18 meses a 3 años bajo el título ‘Una palabra, un sonido, una imagen’.

13 de marzo. Ivonne Laborda presenta realiza un taller sobre dinámicas y juegos para favorecer la conexión emocional entre progenitores e hijos.

2 de abril. No Somos Monstruos Teatro presenta para el público familiar ‘Laberinto de colores’.

9 de abril. Tartean ofrece para el público joven y adulto la comedia ‘Desentxufatuak’.

23 de abril. Espectáculo y taller ‘Eranse muchas cosas’ para pequeños de entre 3 y 7 años.

7 de mayo. Latirili representa, para el público familiar a partir de 5 años, ‘Plum txalapunk’.

23 de junio. San Juan Gaua.