Vitoria - Sin variaciones con respecto a su habitual fórmula y a la espera de saber si en otoño se podrá producir, como sucedió en 2015, un certamen específico dedicado al documental, la Semana de Cine Vasco vuelve a citarse con el público desde este lunes para hacer un recorrido por algunos de los títulos, tanto en el largometraje como en el corto, que se han ido sucediendo a lo largo de los últimos doce meses con factura cercana, aunque desde casi sus inicios el evento ha renunciado de manera consciente y premeditada a intentar definir la existencia concreta de una marca que responda a si existe una producción cinematográfica con label.

Como de costumbre, será el Aula Fundación (Dendaraba) el punto de encuentro para los espectadores y aquellos nombres propios del sector que estarán acompañando a sus proyecciones para, después de cada sesión, participar en el habitual coloquio que propicia la iniciativa impulsada por José Luis Ramos, quien ayer, en la presentación de la Semana, quiso hacer especial mención a la cosecha alavesa de esta trigésimo segunda edición en lo que a realizadores se refiere: Juanma Bajo Ulloa, Paul Urkijo, Pablo Hernando y Aitor López de Aberásturi, aunque en la categoría de residente habitual habría se podría sumar a David P. Sañudo.

“A veces no somos conscientes de la difusión de la cultura vasca y de los profesionales de aquí que hacemos quienes nos dedicamos a esto”, apuntó Bajo Ulloa, que quiso acompañar con su presencia la puesta de largo ante los medios del programa que ofrecerá el certamen, un contexto en el que se podrá volver a ver su Rey Gitano, “una película que creí oportuna y que ha terminado siendo del todo inoportuna”, río. El realizador, que puso en valor la figura de Ramos y la Semana que lleva a cabo la Fundación Vital, sí enfatizó el peso de lo local en su último largo, también con respecto al apoyo público que, sin embargo, no llegó de los ejecutivos autonómico y central. “Algún día, porque éste no es el foro, habrá que hablar de muchas cosas que han pasado con este trabajo”, prometió.

Él fue el representante, por así decirlo, de un cartel de películas de larga duración que incluirá las proyecciones, por ejemplo, de Amama o Un otoño sin Berlín, sin olvidar Berserker, que va a suponer el regreso de Hernando a su ciudad natal con su segundo filme, algo que le hace especial ilusión puesto que no pudo proyectar aquí su debut (Cabás).

“Para los que hacemos cortos, la Semana es una muy buena oportunidad para que se pueda ver nuestro trabajo”, añadió López de Aberásturi (The scale of an obsession), cara y voz, en su caso, de quienes se ocupan de las producciones de corta duración. “En realidad, la parte más complicada de esto es la financiación; el resto es trabajar y en Álava tenemos la suerte de que hay mucho talento”.

Así se intentará demostrar a lo largo de una programación que se extenderá hasta el sábado siempre con la misma dinámica, es decir, cada jornada se podrá ver primero un corto y luego el largo. Ese ritmo sólo se verá un poco alterado el 27 ya que también se producirá la acostumbrada sesión de tarde para el público infantil, en cuyo marco se podrá ver El secreto de Amila.

Las entradas para presenciar cualquiera de las citas se podrán adquirir en la taquilla del Aula Fundación desde una hora antes de la proyección a un precio de 3 euros o, cada jornada, el resto del día y de manera anticipada en la Casa del Cordón. También en el espacio de la calle Cuchillería estarán disponibles tanto hoy (sólo por la mañana) como el lunes (todo el día) los abonos para todo el certamen, que estarán disponibles a 12 euros. Con esta fórmula se pretende evitar las colas que se suelen generar en Dendaraba durante el evento.