madrid - Phil Collins dejó la música en 2011, entre otras causas, para estar cerca de sus hijos pequeños, su prioridad aun a día de hoy, por delante de un retorno a la actividad que se toma “con calma” y que se ha traducido, de momento, en la reedición de sus discos Face value y Both sides, su “favorito”.

“Cuando anuncié mi vuelta (el año pasado), solo dije que escribiría nuevas canciones, lo que se deformó en que haría un nuevo álbum. Lo cierto es que aun no he escrito nada. Ahora solo tengo un par de ideas”, informa en una entrevista. Persistentes problemas médicos fruto de tres décadas tocando la batería (pérdida de capacidad auditiva, una vértebra dislocada y daños nerviosos) llevaron a este británico, poseedor de 7 premios Grammy y un Oscar, a abandonar su carrera hace cinco años. A ello se sumó cierto hastío de algunas dinámicas de la industria musical, y, en tercer lugar, pero no menos importante, “porque quería criar a mis hijos pequeños”, subraya.

Su tercera esposa, Orianne Cevey, se los llevó a Miami después de dejar la relación y esto obligaba a Collins a viajar a menudo. “En los tiempos intermedios, me vi con mucho tiempo libre entre manos; en realidad, era algo que de alguna forma sentía que me merecía, no hacer nada”, cuenta. Lo que sucedió es que la inactividad y todos los acontecimientos personales le sumieron en un “período de oscuridad” en el que se pasaba las horas viendo la televisión y bebiendo demasiado alcohol. Eso lo cortó en 2012.

reedición del catálogo A principios de 2015, Cevey quedó paralizada y Collins decidió mudarse permanentemente a Miami para estar cerca de su familia. Él mismo confirma que todo aquello “fue un tiempo difícil, pero es pasado” y que ahora viven “otra vez todos juntos”. En el impás de estos acontecimientos, le propusieron involucrarse en la reedición de su catálogo, especialmente en el abundante material adicional que lo acompaña (la remasterización recayó más bien en Nick Davis). “Lo mejor de estas canciones es que no han envejecido, suenan tan bien como cuando las grabamos”, presume su autor, que dice que le animó que otros artistas le citen como una influencia: “Pensé que sería interesante que quienes leyeran eso pudieran escuchar de qué se estaba hablando”, añade. En la calle ya están los dos primeros, Face value (1981) y Both sides (1993): “Es mi álbum favorito, porque lo hice todo yo en casa y eso lo hace muy personal”, dice Collins, quien destaca especialmente el tema Can’t turn back the years.

Face value sobresale por contener piezas emblemáticas como In the air tonight, con su imprescindible secuencia inicial de batería. “Me parece fantástica. No creo que pudiera mejorarlo”, apunta. Fue, además, su primer disco en solitario, tras dejar Genesis. “Disfruté mucho ambas etapas, pero no echo de menos Genesis”. Eso sí, aclara que la relación es estupenda. “El día de mi cumpleaños estuve hablando con Tony (Banks) y Mike (Rutherford)”, asegura Collins, que hizo una gira con ellos por última vez en 2007.

Fue entonces cuando se dislocó algunas vértebras del cuello. Desde entonces, no ha vuelto a tocar la batería: “Quizás debería empezar a practicar para ver qué sucede”, comenta. Sobre si tiene intención de volver a actuar, precisa que no puede hablar de “planes” como tal. “Lo estoy sopesando, pero me lo tomo con calma. No quiero apresurarme. Cada día llevo a mis hijos al colegio y eso es lo más importante para mí ahora. No quiero estar muy ocupado”.