Vitoria - Mientras en las esferas políticas siguen las idas y venidas sobre su futuro, la Escuela de Artes y Oficios mantiene firme el paso de su programa expositivo, un ciclo que hoy estrena tres nuevas exposiciones uniendo a alumnos del centro, ex miembros del mismo y artistas invitados. De esta forma, hasta el próximo 4 de marzo convivirán las creaciones fotográficas de José Montes (Fronteras/Mugak) y José Ramón Aguirrezábal (Al borde del bordillo) junto a los grabados y dibujos de Juan Pablo Álvarez. Como suele ser costumbre en el centro formativo y cultural de Conde Peñaflorida, hoy a las 19.00 horas se procederá la inauguración de estos tres proyectos artísticos que poco tienen en común entre sí en lo que se refiere a formas y fondos.

A finales de los años 60 del siglo pasado, Álvarez arrancó su primera etapa en Artes y Oficios, un paso compartido bajo la tutela, por ejemplo, del fallecido y añorado pintor Rafael Lafuente, cuya huella sigue muy presente en la capital alavesa algo más de una década después de su despedida. A la escuela regresó en 2008 para adentrarse el mundo del grabado, foco de atención de esta exposición que tanto él como el centro llevaban tiempo queriendo presentar, algo que al final ha permitido la agenda de ambos.

“No hay fallo posible en el grabado, lo que lo hace lento, trabajoso, detallista, pero al mismo tiempo también atractivo” para un autor que, además, presenta al público tres dibujos “en los que no ha entrado la goma de borrar”, describe. Diversas temáticas son el foco de atención de una mirada que en varios casos tiene a la ironía pero también a la crudeza del discurso.

Justo al otro lado de su obra se encuentra el fotoperiodista Montes, quien tras un par de exposiciones en Laudio trae a la capital alavesa varios ejemplos de las imágenes que obtiene al tratar fotografías digitales con editores que no están pensados para la instantánea sino para trabajar con textos o audios. Se generan así piezas que pudieran ser tratadas como errores, descartes, fallos donde los píxeles generan, para el común de los mortales, lo que por lo general se denomina como ruido.

Pero es ahí, en esa línea que separa la creación intencionada del error involuntario donde el creador quiere centrar la atención para “plantear qué es fotografía y qué no”, según sus propias palabras. Así lo quiere hacer con las 19 obras que componen su propuesta para Artes y Oficios.

Cierra el camino Aguirrezábal, quien tanto de manera individual como colectiva ya ha expuesto en la escuela. Esta vez presenta Al borde del bordillo, resultado de la curiosidad heredada por parte paterna a la hora de observar cada detalle.

Fotografías tomadas en distintas ciudades, con peso específico en el caso de Gasteiz, convierten el espacio expositivo en una calle con bordillo de madera construido para la ocasión, una vía en la que ir fijándose en construcciones y palabras que por lo general pasan desapercibidas. “Aspiro, por lo menos, a generar una sonrisa”, apunta.