El escritor, director, editor y guionista Pío Caro Baroja, sobrino del escritor Pío Baroja y hermano del etnólogo Julio Caro Baroja, falleció ayer con 87 años. Atrás dejaba una vida dedicada a documentar el folklore español, al cine y a los libros, entre otras cosas. Hasta entonces, había mantenido una memoria pertinaz y exhaustiva, alimentada a base de los objetos, los libros, las paredes y los pasillos de la casa que su tío compró en 1912. Pío Caro, el último de la familia Baroja, y su mujer Josefina Jaureguialzo eran los únicos moradores de Itzea, en Bera de Bidasoa, y puede que quizás sean los últimos.

Pío Caro Baroja nació en un Madrid de los años 1928. Pese a dedicar toda su vida a las artes escénicas y literarias, comenzó sus estudios de Derecho en una universidad de la capital del Estado. Una vez licenciado, en la década de los años cincuenta, emigró a México, lugar donde la película El ladrón de bicicletas, de Vittorio Sica, despertó su afición por el cine, tras lo cual ejercitó como crítico durante su estancia en México entre 1952 y 1959. Allí mismo, también fue ayudante de dirección del cineasta mexicano Emilio Fernández. Fue en estos años cuando el escritor y futuro director de cine inició su trayectoria documentalista y guionista, un camino que nunca abandonó en su larga vida.

Conocedor ya de la técnica, México fue el lugar donde Caro Baroja daría sus primeros pasos como director de cine documental, una de sus facetas ahora más características. En concreto, fueron dos cintas las que cobraron vida en el continente sudamericano de la mano de este madrileño: Carnaval de Tepoztlán y Fiesta vasca en México, filmadas entre los años 1955 y 1956.

regreso a españa Años después, cuando murió su tío Pío Baroja, el escritor y cineasta regresó a España, donde fundó junto a su hermano Julio, en 1964, la productora Documentales Folclóricos de España, con la cual pretendían grabar los cambios que estaban ocurriendo en España por aquellos años. Los dos hermanos realizaron varios trabajos, y Pío Caro rodó diferentes filmes. Entre ellos, se encuentran Los diablos danzantes (1964), El carnaval de Lanz (1964), Las botargas (1964), La última vuelta del camino (1965) y Romería de la Virgen de la Peña (1969). Asimismo, entre su filmografía también destacan los siguientes proyectos: Pescadores gallegos (1966), El País Vasco (1966), El País Vasco de Baroja (1967), Navarra, cuatro estaciones (1971-1972) o Baroja a través de Baroja, entre otros.

Pero su labor no se reduce solamente a las películas, puesto que también trabajó para TVE, donde realizó numerosos cortos, como Deportes vascos, Carta de Murcia, En un lugar de la Mancha o El principado de Asturias, entre otros. Asimismo, tuvo encargos de la Fundación Príncipe de Viana, para la cual creó Las cuatro estaciones (1970), o de la Caja de Ahorros Municipal de Donostia, para quien elaboró Guipúzcoa (1976-79).

Además de su pasión por el cine, Pio Caro es también autor de obras literarias de temáticas diversas, en las que trata temas como el cine, la cultura popular o las memorias de su propia familia, una labor que ha ocupado gran parte de su tiempo. Entre sus novelas, destacan títulos como La soledad de Pío Baroja, Esos cojos del camino, El neorrealismo cinematográfico italiano, Las estructuras fundamentales del cine, Imagen y derrotero de Ricardo Baroja, El romancero del tío Miguelillo, Canciones de ida y vuelta, El Gachupín, El Gachupín en busca de la juventud perdida, o Itinerario sentimental, guía de Itzea, entre otros. Además, fue editor y responsable de la edición de los poemarios Haizegunea, El viento sur y Tres Barojas, libro de su madre Carmen Baroja Nessi.

Desde que muriera su hermano en 1995, Pío Caro ha mantenido vivo su recuerdo y ha estado presente en las decenas de homenajes que han realizado al erudito historiador y etnógrafo como representación de la familia Baroja, en ocasiones acompañado por su mujer e hijos.