Vitoria - Aunque lleva mucho tiempo dedicándose al periodismo -para lo bueno y lo no tanto-, se queda en silencio durante unos pocos segundos al preguntarle sobre cómo empezaría la crónica televisiva sobre la publicación de su primer libro. No es sencillo estar al otro lado. “Tal vez diría: ‘Cámara tiene la valentía de enseñar otra de sus caras y de ponerse una etiqueta que guardaba sólo para la intimidad, que es la de escritor’. También soy yo, es una parte de mí en la que me reconozco, Así que comentaría que: ‘20 años después, la valentía ha llegado a su casa’ o algo por el estilo”, dice con una sonrisa mientras sostiene entre las manos un ejemplar de A veces llega silbando, un libro de relatos que, como los vinilos, tiene su cara B, Cuentos cítricos.

Este viernes, a las 19.30 horas, será Artium el escenario de la presentación de la publicación editada por Arte Activo, un día y una hora que Cámara espera casi con cierto punto de ansiedad. “Va a ser un momento feliz porque voy a terminar un capítulo de dos décadas. Tenía una deuda conmigo y al final la voy a pagar, después el libro ya no será mío”. No estará sólo, eso sí. Los también periodistas Txus Iparragirre, Eduardo Rojo y Emilio Vázquez, los pintores Juan Sagastizabal y Gorka Ochoa de Alda (culpables de las dos portadas), el ilustrador Javi Galdos, la cantante Cecilia Krull y el pianista Juan Sebastián Vázquez le acompañarán en el cierre de un camino que se inició en 1994 entre las teclas de su Olivetti.

Fue entonces cuando empezó a guardar y enumerar los cuentos que escribía, historias que en ocasiones salían de su intimidad para presentarse a concursos “pequeños” en los que consiguió (1997 y 2003) un par de segundos puestos. “Soy de medalla de plata”. Con unos 300 relatos en cartera y tras el acicate de los galardones, el tercer ingrediente necesario para hacer realidad este libro fue la aparición del editor, y también escritor, Roberto Lastre. “Tenemos una amistad desequilibrada, yo saco más de él que al revés”. De hecho, el responsable de Arte Activo ha realizado, en los últimos ocho años, cuatro selecciones diferentes hasta llegar a los 49 cuentos que componen el resultado final.

“Cuando me preguntan de qué va, contesto: soy yo. Estos cuentos salen de mí” y aunque realidad y ficción se mezclen “como una trenza”, esa parte pegada a sus vivencias personales ha necesitado de un cuarto elemento para dar el paso de convertirse en publicación. “Hay cuentos con los que era muy pudoroso porque son íntimos y personales. Así que para poder hacer el libro ha tenido que pasar otra cosa y es que he dejado atrás el pudor porque he perdido la vergüenza de mis mayores”.

El 21, Cámara seguirá siendo periodista. También bloguero a través de Euskizofrenia, un espacio en el que la actualidad socio-política es mirada con ironía, sarcasmo, crítica y dureza. ¿Y su tercera faceta? “Digo que escribo cuentos porque me da vergüenza decir que soy escritor, valoro demasiado la condición de novelista”, aunque reconoce que es un “vicio” que después de 20 años no puede dejar. Además, ya sea para relatos o para otros géneros, “ideas tengo”, apunta.