BILBAO - Tras la entrega de premios, el ilustrador y productor pasaiatarra protagonizó un encuentro cercano con los aficionados que se acercaron hasta la Sala Rekalde. Habló de sus comienzos y desveló algunas claves del oficio de productor de cine de animación. “Eran los últimos años del franquismo y fuimos afortunados. La gente se involucraba en los proyectos por militancia y, además, yo tuve la suerte de encontrarme con Eugenio Arieta, un empresario que tenía dinero y que quiso invertir en mi primer proyecto. Después, llegó la Transición, el Gobierno autonómico y se acabó el mecenazgo. Ahora parece que las diputaciones van a propiciar que las empresas puedan invertir en proyectos culturales, para que después puedan desgravar ese dinero”. Berasategi contó también a los presentes las aventuras que protagonizaban cada vez que tenían que hacer una película: “Kalabaza tripontzia, por ejemplo, se hizo con la ayuda de decenas de voluntarios”. Además, el ilustrador dijo que ha vivido durante décadas en un estado “de esquizofrenia” debido a las exigencias que lleva implícitas el oficio de productor de cine. - I.M.E.
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