gasteiz - “Nos gusta la gente débil”, dice Jon Basaguren. De ahí, Aurri gara. El segundo larga duración de Izaki Gardenak es una realidad desde hace unos días, nueve canciones para hablar de la fortaleza que supone tanto el hecho de ser consciente del dolor, de la pena, de la fragilidad como el contar con la sensibilidad para apreciar situaciones, momentos, contactos, creaciones. “Anari tiene una canción en la que viene a dar las gracias por la debilidad y este disco va un poco por ahí”, describe el cantante y guitarrista.

La banda, con un pie en Gasteiz y otro en Pamplona, tiene claro el objetivo. “No nos gusta la gente que no se emociona” apunta Basaguren, quien explica que éste es un disco hecho “con mucho corazón”. “A lo que más miedo le tengo es a la indiferencia, así que busco que la gente se emocione. Si a alguien le parece que las canciones son muy cursis, también me vale porque por lo menos le han parecido algo. No quiero que sea música de fondo”, dice sobre temas como Horma eta haizea, Uperkontziak e Hibernazioa, canción cuyo vídeoclip está sirviendo como primera tarjeta de presentación del álbum.

Grabado entre los pasados meses de agosto y septiembre en los estudios Elkar de Donostia de nuevo con Víctor Sánchez (“se ha convertido casi ya en un miembro más de la banda”), Aurri gara supone también dar estabilidad a la trayectoria de la formación tras los dos últimos cambios. “Joseba B. Lenoir e Iker Fernández van a seguir siendo parte de nosotros”, aunque por distintas razones de la vida ahora se han tenido que alejar de Basaguren, Eneko Leza y Libe García de Cortázar para ser sustituidos por Eneko Zabalza y Arkaitz Ezkai. “Cuando hay cambios siempre tienes miedo pero la verdad es que estamos muy contentos con lo que nos están aportando”.

El cantante y guitarrista entiende que las diferencias con las que se va a encontrar el público al escuchar su nuevo trabajo no van a venir por ese lado. “En todas las bandas, lo último que has hecho te parece que no tiene nada que ver con lo anterior. Luego viene la gente y te dice: pero si es lo mismo de siempre”, ríe el músico. “Pero desde dentro noto que este disco es más coherente; la voz está más contenida, hay más detalles, sonidos diferentes... También las canciones guardan una coherencia. De hecho, son nueve porque hemos dejado cosas fuera porque no las veíamos en este conjunto. Hemos buscado que todo tuviera un nexo”. Si lo han conseguido o no es algo que decidirá el público, una decisión tan personal como lo es para Basaguren este trabajo: “Cuando empecé a sacar las canciones, a grabarlas y enseñarlas tenía un gran sentimiento de fragilidad, de debilidad porque estaba enseñando algo que había días que ni a mí me gustaba”, recuerda con una sonrisa.

Desde el folk con raíces americanas y el rock se construye una propuesta sonora que ahora toca presentar en directo. Tras el primer concierto del pasado día 5 en Bilbao, la banda llega esta semana a casa. Será el jueves en la sala Jimmy Jazz (las entradas están a la venta por 6 euros en anticipada). “En el anterior disco grabamos en el estudio todos juntos al mismo tiempo, como si fuera directo y era muy sencillo trasladar aquello al escenario. Esta vez ha sido diferente y hay detalles que nos están causando algún que otro quebradero de cabeza”. También en esto hay momentos de debilidad de los que salir con fortaleza.