el colectivo que forman se llama Cerdas. El proyecto que parieron en pleno verano, Cíclope. Pero la cosa no va de animales, fantásticos o reales, sino de arte. De ilustradores que tras poner el broche a su formación en la Escuela de Diseño de Zaramaga decidieron formar equipo para, desde la autoedición, darse a conocer. De otra forma habría sido difícil. Y lo hicieron con un fanzine atípico: un paquete de 31 postales iluminadas por distintos profesionales y noveles, a partir de una misma idea, una frase, una reflexión... Apenas soy esa sombra que nombras, ese vacío al que le inventas forma. Y así nació el número cero hace sólo dos meses. “Un ensayo”, matizan con humildad, de las ediciones que están por venir. Desde que salió a la venta por tres míseros euros, está funcionando tan bien que el objetivo es darle continuidad. No pueden esperar a que otros construyan para ellos un escaparate.

Porque de eso va precisamente el fanzine Cíclope, de cubrir la tremenda necesidad de visibilizar y difundir el talento de nuestra gente. Si ha salido adelante ha sido gracias al esfuerzo personal de sus participantes, a un compromiso total con la creación y su divulgación, a una lucha convencida contra la invisibilidad que sufren los artistas en su entorno. Una problemática viral que va a más cuanto más crece la involución cultural propiciada por las propias instituciones, que rara vez se mueven por algo que no sea el formato espectáculo. Pero el mundo de las emociones no necesita siempre de grandilocuencias para florecer. Puede bastar con una imagen evocadora, como cualquiera de las 31 que conforman el proyecto de Cerdas. Diferentes estilos y maneras de ilustrar un mensaje enigmático. Trazos finos o gruesos, definición o ruptura, colores vivos o blanco y negro, comicidad y drama. Arte para guardar o, porque para algo son postales, enviar.

Eso ya depende de cada cual. En el colectivo Cerdas han comprobado que “muchos de los compradores quedan ciclopizados al coger el paquete entre sus manos y se ven incapacitados para abrirlo”. El continente ha sido tan cuidado como el contenido para, evidentemente, llamar la atención de los posibles clientes. Ahora mismo, el fanzine está disponible en 17 puntos distintos de Vitoria (Artium, Fundación Sancho el Sabio, la Escuela de Diseño de Zaramaga, bares y librerías), en dos de Donostia, uno en Pamplona y otro en Tolosa. La web creada para dar a conocer al movimiento y sus trabajos, colectivocerdas.org, ofrece información exhaustiva del mapa de ventas e incluso fotos con algunas de las ilustraciones a modo de aperitivo, para abrir boca. Conseguir una gran difusión es fundamental para poder seguir publicando trabajos que, si no, resultaría imposible sacar adelante.

El número uno podría ver la luz en enero. Los siguientes, ya se verá. No hay fechas concretas porque el fanzine no nació con una periodicidad establecida. Todo depende de la disponibilidad de los artistas y su capacidad para coordinarse con sus propios proyectos. No obstante, dentro del colectivo inicial hay unos cuantos ilustradores que no se pierden ni una de las reuniones organizadas desde el nacimiento de la plataforma y juntos han empezado a pergeñar la idea general del próximo paquete de postales. “Va a ser más divertido”, adelanta Mikel Escalera, director de la asociación junto a Arantza Eziolaza. Una dinámica desafiante para el ilustrador que permitirá la creación de imágenes que den “juego, que estén más trabajadas, que contengan bastante ironía”. Aunque la primera experiencia esté yendo bien, son bastante exigentes consigo mismos. “Ha habido errores, cosas que se pueden mejorar”, apuntilla este profesional. También es posible que se replanteen el precio. A fin de cuentas, 3 euros por 31 ilustraciones es una cantidad algo irrisoria. Y si quieren obtener la suficiente recaudación como para continuar desarrollando y difundiendo su creatividad, no vale con regalar la obra.

No es fácil ser artista. Eso está claro. Pero hay quienes se siguen empeñando, desde la autogestión, en reivindicar la creación como profesión aunque, por suerte, a veces cuentan con apoyo de otros que están en la parte baja de la estructura, como los puntos de venta de Vitoria, que respaldaron económicamente a Cerdas con la impresión. Y ahora, tras un agosto de descanso, la asociación cultural volverá a reunirse para proseguir con la definición del número uno de Cíclope y plantear la puesta en marcha de otras actividades. Algún nuevo proyecto divulgativo, una exposición tal vez... Todavía no hay nada cerrado, pero al menos si algo sobra son ganas. Y con ganas no se come, pero se hace. Y si se hace, la gente gana. Todo el mundo gana. La cultura, dicen, es la segunda naturaleza del ser humano. Es esencial.

Artistas. Al mando de la asociación cultural Cerdas están Mikel Escalera y Arantza Eziolaza. Junto a ellos, han colaborado en el proyecto Noelia Sierra, Sergio Gontz, Luisa Jiménez, Daniel Rubines, Blanca Quintana, Pili Aguado, Amaia Marzabal, Álex Fernández, Ángel Remírez de Ganuza, Marta C. Dehesa y Natalia Albéniz.

Puntos de venta. En Vitoria son quince los sitios en los que puede encontrarse el paquete de postales: Artium, Escuela de Arte Superior de Diseño de Vitoria (en Zaramaga), Fundación Sancho el Sabio, Mara-mara liburuak, Jakintza liburudenda, Zuloa liburudenda, Dibutec, Ez Dakit, Larruki, Chifi 59 outlet, Eziolaza Amalur, Txolarre taberna, Om cafe&club, Raíz y La Riojana. En Donostia está en dos, El subespacio y Kaxilda. También se puede comprar en Gko Gallery, en Tolosa; y en la librería Chundarata, en Pamplona.

Más información. En la página web de la asociación cultural, www.colectivocerdas.org, se puede encontrar información detallada sobre el colectivo, el fanzine Cíclope y los lugares donde encontrarlo.

31

El fanzine Cíclope está formado en su número cero por un total de 31 postales iluminadas por distintos profesionales y noveles, a partir de una misma frase: ‘Apenas soy esa sombra que nombras, ese vacío al que le inventas forma’. Cuesta solamente tres euros.