madrid - No le conoció y su padre, Carlos, tampoco le habló mucho de don Ramón, su padre, a pesar de lo cual Joaquín del Valle-Inclán ha dedicado más de tres décadas a estudiar la vida y la obra de su abuelo, sobre quien, asegura, “¡se han dicho tantas barbaridades, tantos disparates!”. “Se han dicho de él muchas mentiras, o medias verdades. La persona nos ha llegado deformada, porque el engaño ha sido sistemático”, asegura su nieto, para quien “en buena parte -reconoce- él mismo fue responsable de esa imagen falsa o distorsionada”.
Y aunque conocer en profundidad al verdadero Ramón del Valle-Inclán resulta harto difícil, cuando no imposible, porque fue una persona “fría y retraída, que no mostraba públicamente sus sentimientos”, que ni dejó escritos diarios o memorias, y una correspondencia personal no muy abundante, Joaquín ha querido aportar “verdad” sobre quien, no duda, fue “genial, antiguo y moderno”. El resultado es una biografía, editada por Espasa, que, pese a ser el resultado de tantos años de estudio, no cree que sea la definitiva. “Ha sido un trabajo difícil. No hay memorias, ni confesiones íntimas. La correspondencia privada no es muy extensa y en ella hay rarísimas veces en las que deja entrever su estado de ánimo”.
testimonios De ahí que la investigación se haya centrado en la prensa de la época, con cautela, mucha cautela, pues se publicaron sobre él muchas inexactitudes cuando no mentiras, los testimonios de sus amigos y familiares, sus conferencias y su importante obra. Una de las inexactitudes o mentiras que han llegado hasta hoy sobre ese dandy del estilo y la palabra que fue el autor de Luces de Bohemia, Tirano Banderas o La corte de los milagros es, según el nieto y biógrafo, sus ideas políticas de izquierda. “Aquí -argumenta- se ha instalado el tópico que nos lleva a considerar que todo intelectual o artista tiene que ser de izquierdas. Valle-Inclán fue siempre un hombre de derechas, por definirlo genéricamente”, durante mucho tiempo fiel al carlismo. - Efe