de forma inexorable a lo largo del mes de septiembre las grandes cadenas, Cuatro, Telecinco, Atresmedia, La Sexta y TVE ponen en marcha las potentes maquinarias del marketing, construcción de marca y estilo y estética peculiar de cada empresa televisiva. En los últimos siete años coincidiendo con el vitoriano FESTVAL, los directivos envían a la capital gasteiztarra lo más brillante de sus series, concursos o programas varios, en un intento de penetrar en la audiencia, a base de repetir promos, encadenar producciones y extender la mancha de la novedad a lo largo del día con machacona insistencia.

Es el momento caliente del arranque de temporada, que cada canal explota a su manera, difundiendo novedades, estrenos para el consumo de audiencias mayoritarias que proporcionen pingues beneficios. Todo orientado al consumo, venta y penetración en el mercado, aunque al final nos encontramos casi siempre con más de lo mismo y pareciera que cada marca está asociada a un estilo determinado que no pueden abandonar y que les identifica ante el personal consumidor.

Por ello, Telecinco está atado a Jorge Javier y sus mariachis de Sálvame y accesorios, jugando una vez más a GH y potenciando el talent show de La Voz y derivados. Los de Lara buscan alivio de audiencia con Tu cara me suena, El Hormiguero y algo más. La pública explota el rolló histórico y tiene filón con los reyes de las diversas dinastías que han pateado palacios y tronos. En La Sexta le pegan a El intermedio y el alboroto informativo. Cuatro se pierde con Adán y Eva, Quién quiere casarse con mi suegra y otras alegrías de Luján y cía.

Y todas apuestan por las series de formato hispánico que compiten con las producciones norteamericanas. Cada cadena tiene su perfume y aroma mediático que la define e identifica. En septiembre promesas de renovación y cambio, para acabar en lo mismo.