Donostia - Bob Dylan llegará mañana a Donostia, justo nueve años después de aquel mal llamado concierto por la paz de la Zurriola. Será su cuarta actuación en la capital guipuzcoana y su enésima visita a Euskal Herria, pues en los últimos tiempos ha actuado en Iruñea, Gasteiz y Bilbao. Se supone que vuelve con su banda a presentar Shadows in the night, su reciente álbum de versiones de canciones popularizadas en su día por Frank Sinatra, pero como todo el mundo sabe, hace décadas que el viejo Bob hace lo que le viene en gana. Y mucho más a los 74 años.

Si nos atenemos a los repertorios de sus últimos conciertos -el de Illunbe cerrará su gira de seis citas en el Estado-, solo caerán un par de temas del último disco y sus grandes éxitos serán contadísimos. Aunque la hoja promocional asegura que “volver a encontrarse con Dylan es la excusa perfecta” para disfrutar de clásicos e himnos como Like a rolling stone, Just like a woman, Knockin’ on Heaven’s door o Hurricane, es casi seguro que todos ellos brillarán por su ausencia, ya que el grueso del set list lo acapararán temas de discos recientes como Together through life (2009) o Tempest (2012). Tampoco esperen ningún discurso ni saluditos desde el escenario por parte del hosco y genial músico. Y ojito con usar cámaras fotográficas o teléfonos móviles porque el bardo estadounidense llevará seguridad privada para que nadie tome imágenes durante el concierto. Ni siquiera permitirá la entrada a fotógrafos de prensa profesionales, ni a su actuación ni a la del telonero Andrés Calamaro, admirador confeso de Dylan que aparecerá en la plaza de Illunbe hacia las 21.00 horas.

Por tanto, el público seguirá la función en sillas desde la pista o en las localidades de las gradas. Todas las entradas, a la venta por precios que oscilan entre los 55 y los 85 euros, serán numeradas. Según explicó en su día Iñigo Argomániz, responsable de la promotora Get In, el objetivo es que la audiencia disfrute “sentada” de una actuación “más íntima”.