gasteiz - Ser un motor para la exhibición, promoción y venta de arte ante una situación actual que, desde hace años y con la crisis como excusa, ha pasado de ser preocupante a devastadora. Expresada a grandes rasgos, así se puede definir la idea que sustenta el nuevo proyecto local impulsado por los creadores Nerea Lekuona y Jorge Salvador, un “dispositivo” concretado en el nacimiento de Aterriza Galería, cuyo equipo completan Ernesto Iriarte y Sara Corres.
La desaparición de espacios expositivos tanto privados como públicos, la inacción institucional, la pérdida del hábito del consumo del arte y, por lo tanto, la separación del mismo por parte de cada vez más sectores sociales llevan a este proyecto a dar un paso hacia adelante para romper dinámicas en negativo que no hacen sino ahondar en la problemática actual. Se trata, por tanto, de hacer visible al creador local, su trabajo, trayectoria y capacidad de aporte para, también, favorecer su subsistencia y mantenimiento a través de la venta de sus creaciones.
A futuro se están barajando diferentes acciones y propuestas a desarrollar en aras a conseguir los objetivos planeados, aunque la primera acción palpable surgida de su periodo de reflexión sobre la situación actual y qué se puede hacer ante ella, se va a empezar a cristalizar hoy mismo. Para ello Aterriza pone en marcha el programa Superstudio. Los fundamentos, en principio, parecen sencillos. Ante la falta de espacios donde mostrar, por un día se habilita el estudio de un artista para convertirlo en galería, para que sea un punto de encuentro abierto en el que creador y público puedan conectar de manera directa, cercana y accesible, al objeto también de favorecer la venta.
El primer protagonista de la iniciativa es el pintor Gustavo Adolfo Almarcha. Los interesados -se espera que acudan entre 30 y 50 personas- se citarán a las 19.30 horas en el Kuluska para acudir juntos a su cercano taller. Allí han estado trabajando desde hace varios días los miembros de Aterriza para disponer sus cuadros y dibujos de tal forma que el tránsito por el local sea propicio. Los presentes podrán encontrar piezas desde los años 80 hasta la actualidad a precios asequibles (los más bajos, 50 euros) mientras recorren la estancia y conocen mejor la trayectoria y la figura del artista gracias a la presencia de Iñaki Larrimbe, primer padrino del programa. Esta figura será rotatoria y, de hecho, para la segunda visita de Superstudio, que se realizará después de las vacaciones estivales, será el propio Almarcha quien ocupe ese puesto.
De esta manera, en un ambiente relajado, se espera generar una conexión directa, un interés y un ánimo que sirvan para abrir lugares de encuentro hoy destruidos. Así lo entiende también el propio Almarcha, el primero en dejarse invadir, aunque se muestra encantado con ello. “Lo mejor que he podido hacer ha sido no molestar”, ríe el pintor, cuya pasada exposición en Montehermoso y una charla informal mantenida con Lekuona en ese contexto ha terminando por derivar en esta propuesta la ciudadanía.
Hoy se da el paso inicial de un camino que se espera fructífero, de un intento por no sucumbir a una situación que está ya más allá del límite.