Aunque se habían reagrupado para ofrecer una gira, el regreso de Blur en 2015 es uno de los más esperados del año porque tiene poco de nostalgia y mucho de actualidad. De hecho, el grupo de Damon Albarn, estrella del fenecido britpop de los 90 competencia con Oasis, publica esta semana The magic whip (Warner), su octavo disco, nada menos que 16 años después del anterior. Y lo mejor, su contenido no deja un regusto amargo y ofrece un contenido atractivo con una acertada combinación de canciones que remiten a éxitos pretéritos y otras que exploran territorios vírgenes. “Es un disco muy urbano”, asegura el cuarteto.
Lo de los estilos en el mundo de la música es algo recurrente. Vienen, tienen éxito y se van sin apenas dejar rastro. Sucedió con el grunge y el britpop en los 90. En el segundo caso, aquel movimiento que recuperaba en Gran Bretaña el gusto por el clasicismo pop de los 60 con el añadido de guitarras o ritmos más bailables, tuvo un trono bicéfalo, en dura pugna entre Blur y Oasis. Realmente, la pelea fue más periodística que real, ya que los Gallagher y Albarn han colaborado en varias ocasiones.
2013 fue el último año que Blur realizó una gira tras una larga ausencia en el que cada uno de sus miembros asentó su vida o carrera musical en solitario. El rastro de Albarn ha sido el más seguido, desde las listas de ventas con el proyecto Gorillaz (más exitoso que Blur), el super grupo The Good. The Bad & The Queen (con un disco a reivindicar), sus viajes étnicos a África o su primer disco en solitario, Everyday robots, uno de los mejores de 2014. El guitarrista Graham Coxon ha experimentado mucho en sus ocho discos, mientras el batería Dave Rowntree ha alternado la abogacía con la militancia política y el bajista, Alex James, se convirtió en empresario? ¡de quesos!
“Todos hemos disfrutado mucho. Pero ya ha terminado, en principio”, explicó Albarn tras la última gira. “La banda ya ha recorrido su camino. Somos gente diferente. Graham quiere pintar más, yo quiero grabar más discos, Alex quiere hacer muchas cosas y Dave es un abogado”, apuntó.
Neón y Oriente Por ellos, pocos esperaban el anuncio del disco nuevo, que se edita mañana martes y parte de unas sesiones iniciadas en la citada gira, en 2013. Las primeras sesiones se realizaron en los estudios Avon de Kowloon, en Hong Kong, en un parón de aquellos conciertos. El último noviembre, Coxon retomó las canciones y contó con Stephen Street -productor de los primeros discos de Blur y de otros mitos como The Smiths-, para trabajar con la banda en el nuevo material. Después, Albarn añadió las letras y el resultado son las doce nuevas canciones que conforman The magic whip.
El álbum, que presenta en portada un helado de neón y letras chinas busca reflejar su interior, sus texturas, amplitud y profundidad. “El helado es por Reino Unido, un fuego artificial por China y el látigo al que alude lo hace en un sentido político”, según el grupo, que debutó en 1997 con Leisure, entregó obras claves de pop para el cambio de milenio como Parklife, el homónimo Blur y el valiente 13, y se despidió en 2003 con Think thank. Componer y grabar The magic whip, un álbum “muy urbano”, según Albarn, “no ha supuesto esfuerzo alguno” porque “no pensamos que estábamos haciendo un disco”, ha dicho el vocalista de un grupo que vuelve a demostrar su eclecticismo y capacidad para reinventarse. Como en su discografía previa, Blur sabe sonar diferente sin renegar de un estilo muy propio e identificable que se conforma como un mosaico con rastros de gospel, soul, pop más british que un Bobby, rock indie y low-fi o música disco.
The magic whip, que combina lo familiar con lo novedoso, ofrece canciones que remiten a sus éxitos y suenan perfectas para corear en directo, como Lonesome street, con guiños a The Kinks a ritmo de guitarras y bases saltarinas; el hedonista Go out, que alterna un coro efectista con guitarras fieras y acoples; la popera Ong Ong; y I broadcast, con Coxon liderando con su mástil este pelotazo de pop guitarrero directo y conciso.
Además, el álbum ofrece otras vías, con ecos de Albarn en solitario, entre la electrónica y la música étnica. New world towers tiene cadencia caribeña; Ice cream man un leve aire reggae entre guitarras acústicas y medios tiempos electrónicos; Thought I was a spaceman ofrece un ritmo intrincado y una melodía etérea y sofisticada; There are too many of us añade sinfonismo épico; Ghost ship un leve ritmo jazz; Pyongyan es explorativa y psicodélica; y Mirrorball se enriquece con arreglos orientales. Blur actuará en directo en Hyde Park, en Londres, el 20 de junio. “Me encanta, porque podré ir en bici a trabajar”, ha dicho Albarn.