Málaga - Jonás Trueba completó ayer, con Los exiliados románticos, la presentación de los trece largos que compiten en el Festival de Málaga, en una jornada en la que el otro gran nombre propio es el de Isabel Coixet, que recibió el Premio Retrospectiva y presentó fuera de concurso Aprendiendo a conducir.

A Coixet le hizo “mucha ilusión” recibir la llamada en la que se le comunicó que el Festival de Cine Español había decidido reconocerla, aunque pensó que ella todavía está “empezando”. “Es una oportunidad de ver a gente a la que no veo hace tiempo. Lo de la gran familia del cine, que parece una fórmula falsa, al final es verdad. Hay gente que te cruzas por el mundo y que te ayuda, te estimula, ves lo que hacen y te dan ganas de hacer cosas con ese aliento poético”, afirmó la directora, que pese a este premio se sigue considerando “una aprendiz todo el rato”. En Málaga presentó un filme en el que ha contado con un reparto encabezado por Ben Kingsley y Patricia Clarkson y que le ha dado la oportunidad de hacer una película que te insufla “una inyección de optimismo”. Conoció hace siete años el proyecto, basado en la historia real de una escritora a la que, como a la protagonista interpretada por Clarkson, la abandonó su marido por una alumna, “cosa que suele suceder”, y decidió aprender a conducir. A Coixet le “tocó mucho” la historia, porque la leyó cuando acababa de salir de la ruptura con el padre de su hija y, pese a que nunca había querido conducir, empezó a aprender en Los Ángeles. En la película, el profesor de autoescuela pluriempleado es un refugiado político de la comunidad sij que llegó a EEUU tras ser torturada su familia en la India (Kingsley).

La otra película del día, Los exiliados románticos, surgió de una conversación de Jonás Trueba con varios amigos una noche en la que se retaron a filmar un viaje en furgoneta por Francia durante doce días. “Es muy vergonzoso estar aquí, porque la película nació de una manera muy espontánea, y todo lo que ha surgido después nos parece muy divertido”, afirmó Trueba, que asegura que no pretendía “contar una historia ni había un guión previamente”. Y consideró que ésta es “una película alegre sobre la amistad, pero todas las cosas alegres siempre tienen tristeza al mismo tiempo”.