Málaga - Hablar, la original propuesta cinematográfica rodada en un solo plano secuencia de 79 minutos con la que Joaquín Oristrell dio ayer el pistoletazo de salida al XVIII Festival de Cine Español de Málaga es, en realidad, un retrato de la estupefacción de la España de hoy. “Y de los que vivimos estupefactos cada vez que encendemos la tele o abrimos un periódico para ver las noticias (...): estupefacto ves cómo meten en la cárcel a un señor muy importante o intentas entender por qué otro señor estrella un avión contra una montaña. Estupefactos de no saber dónde estamos”, dijo el director, que ya se llevó la Biznaga de Oro en 2001 por Sin vergüenza (2001). Oristrell (Barcelona, 1958)llegó a Málaga con parte del equipo de Hablar, un filme peculiar rodado en dos días y sin cortes a lo largo de los apenas 500 metros que separan en Madrid la boca de metro de Lavapiés de la sala Mirador, donde Cristina Rota tiene su escuela.
Una mujer que habla por un móvil hasta que decide callarse y tirar el teléfono a la basura; una profesora de literatura olvidada y defraudada por la vida que ya no dice nada; un joven aparentemente mal de la cabeza que suelta discursos filosóficos; una JASP con dos carreras y tres idiomas, sin trabajo, que aúlla en la calle. Y así continúa Hablar, con treinta historias más, de la falta de comunicación al dolor de la pérdida, y del hambre a la única esperanza del amor o la amistad.- Efe