La reposición de películas antiguas ya no es sólo terreno de las filmotecas. Exhibidores, distribuidores y programadores han encontrado un nuevo filón para llenar los cines con la recuperación de clásicos como Ben-Hur o La semilla del diablo, que se reestrenan en la pantalla grande este mes de abril.
En los últimos años es cada vez más habitual que los cines programen sesiones especiales con viejos éxitos del pasado. El deseo de recuperar “la liturgia” y “la emoción” de ir al cine, y la necesidad de llevar público a las salas, que ya no se llenan como antes, confluyen en este fenómeno.
El cineasta catalán Nacho Cerdá fue uno de los pioneros con las sesiones mensuales de Phenomena Experience. En diciembre de 2010 programaron por primera vez en Barcelona, en sesión doble, Tiburón y Alien, el octavo pasajero. El éxito les animó a seguir y el año pasado abrieron su propia sala. Su filosofía pasa por programar tanto clásicos, como películas de los 80 y 90, e incluso títulos recientes que ya no están en cartelera o que ni siquiera han llegado a estrenarse.
No obstante, para Cerdá, lo más importante del Phenomena no es la película. “La gran motivación es el entorno: una buena proyección, un buen local y un trato amable, además de un precio razonable”, explica, algo que no suelen ofrecer los multicines.
“Esos cines parecen más una terminal de aeropuerto, en la que todos hacen la misma cola aunque uno vaya a Francia y otro a Alemania. Es un poco impersonal y contrario a la experiencia emocional que debe ser el cine”, señala.
En su opinión, iniciativas como la suya no se ubican tanto en la “nostalgia” como en la “mirada al futuro”, y ocupan un hueco distinto a las filmotecas, que en principio deberían centrarse en “el patrimonio fílmico de difícil acceso comercial”.
Raúl Cabrera, director de marketing de Cinesa, empresa líder de la exhibición en España, asegura que hasta hace bien poco era muy complicado conseguir los derechos de determinadas películas, pero que eso ha cambiado desde hace un par de años.
En su caso, lo que hacen son sesiones especiales en un número reducido de salas, y se centran en títulos “que marcaron época” y que funcionan por “el fenómeno fan”, sobre todo de los 70, 80 o 90, como Alien, Pulp Fiction o Blade Runner.
“No es que vaya a cambiar el negocio -como mucho los ingresos pueden sumar el 1 % del total, en una buena semana- pero es un buen complemento”, añade. Para esta Semana Santa, Cinesa ha apostado por Ben-Hur, que podrá verse en 16 salas.
Vivir una experiencia Un caso particular es el del fenómeno Sing Along, una apuesta impulsado por la productora La Tropa, que cuenta con un espectáculo de animación propio durante el cual se enseña al público a corear las canciones y a ensayar las coreografías durante la proyección.
“Los cines no llenan como antiguamente y buscan experiencias que puedan complementar lo que es simplemente ver una película”, explica Fernando de Luis-Orueta, uno de los promotores. “En el fondo se abunda en lo que era ir al cine antiguamente, un acto muy social”, precisa.
Además, la productora se ha asociado también con los Cines Renoir para programar las sesiones 100 x 100 cine, que consisten en combinar una película con una experiencia añadida.
Por ejemplo, Taxi Driver con la cata de un vino cuyas conexiones con el filme de Martin Scorsese explica en directo un sumiller. O, próximamente, el 14 de abril, Charlot, vagabundo, con música en directo.