Vitoria - Entre las calles de su Vitoria natal empezó a dar sus primeros pasos en la música cuando era muy joven. Con la mayoría de edad llegó su primer disco y desde entonces, a medio camino entre Madrid y la capital alavesa, ha ido construyendo su senda.

¿Por qué le ha aparecido la necesidad de grabar el directo que realizará el día 19 en Aldabe dentro de Auzo Eszena?

-Las cosas vienen así. Es un lugar apropiado, con una acústica buena y con un aforo medio para que la gente se sienta cercana al escenario y pueda aportar. Se nos ocurrió juntar a la banda, hacer un concierto recogiendo canciones de los cuatro discos que están publicados porque creo que es el momento de hacer un recopilatorio. Hay creatividad de sobra para hacer nuevas canciones y hay temas guardados en el cajón, pero era el instante para hacer esta recopilación.

Eso sí, en directo, no desde el estudio. ¿Por qué?

-Me apetecía la fórmula del directo. El sonido es diferente al del estudio. Hay otra magia. Es un reto.

¿Aguantan bien los temas que ha seleccionado el paso del tiempo? ¿Se reconoce en esas canciones?

-Sí, sí, aguantan muy bien tanto en lo musical como en las letras. Las que vamos a tocar quizá sean las más duras musicalmente hablando, más rock. Habrá espacio para alguna balada, pero bueno.

En cualquier concierto es importante la conexión con el público, pero cuando el directo se va a grabar, como es el caso, todavía un poco más.

-La gente ya sabe que va para ser parte de la grabación de un disco, así que sabe que lo que queremos es pasarlo bien y que eso quede reflejado en el álbum. Cuando hay gente unida para hacer algo bonito, con buen rollo y energía, todo eso se nota. Por eso es importante que el aforo sea controlable.

¿Más o menos, cuántas canciones tiene pensadas tocar?

-Serán unos 15 ó 16 temas en el directo, aunque para el disco, a lo mejor, no entran todas y nos quedamos con unas 12. Pero son detalles que ya veremos después de la actuación, cuando estemos escuchando el resultado en el estudio. Ahí es cuando puedes decidir incluir todo el concierto o no, cambiando el orden de algunas canciones o no...

¿Cuándo tiene previsto que se publique el disco?

-Bueno, vamos a llegar al día 19. Después, el ingeniero de sonido, Iván Domínguez, se llevará el material a Madrid, a los estudios El Escondite, y se empezará a trabajar con las mezclas. Pero a partir de ahí no me gustaría dar una fecha porque son muchos los factores que influyen.

Estos días previos serán jornadas, a buen seguro, de mucho trabajo en el local, de ir limando los detalles para el 19.

-Eso es. La banda con la que estaré es el grupo con el que llevamos trabajando 15 años, es decir, Juanma Guereñu a la guitarra, Javier Rodríguez al bajo, Koldo Uriarte a los teclados y el único cambio va a ser a la batería porque Nando de la Casa no puede estar. Es una formación en la que nos sentimos como hermanos. Hemos tocado muchas veces en directo y nos sentimos a gusto, nos lo pasamos bien. Así que sí, hay trabajo previo pero también se deja espacio para la improvisación. Bueno, mejor dicho, hay partes en las que cada músico aporta desde su sabiduría, desde su lenguaje... eso hará, al final, un disco más rico, más bonito, más interesante.

Cuando todo termine ese día, ¿qué tiene que haber pasado en la sala del centro cívico Aldabe para que salga a gusto?

-Muchos errores (risas). En el directo siempre van a pasar cosas, musicalmente hablando, de las que el público no se va a enterar. La gente disfruta de las canciones y si al guitarrista se le escapa una nota, nadie o casi se va a dar cuenta. Pero los errores van a ocurrir y si suceden es que estamos haciendo las cosas bien porque si no pasasen, no sería lógico. Por supuesto, vamos a querer e intentar hacer las cosas lo mejor posible, pero esas cositas, esos fallos, son sinónimo de vida, del directo, del instante. A partir de ahí, el objetivo es disfrutar y que cada músico aporte.

Cuando cualquier músico o grupo se plantea un recopilatorio, muchas veces obedece a la intención de querer marcar un punto y aparte en su carrera. ¿En su caso se plantea este trabajo así?

-Es un punto y seguido. Al final, he llegado a este recopilatorio porque llega un momento en tu carrera musical en el que te apetece hacerlo y tienes material para ello. Quiero hacer un disco rockero en directo. Y desde esa visión, es un punto y seguido, me apetece que sea así. A partir de ahí, volveremos a entrar en el estudio, grabaremos más canciones... Para eso, nos tiene que venir la salud y mantener las ganas de crear.

Para hablar, como es su caso, de...

-Generalmente de optimismo. Llevo tiempo buscando que la gente, cuando escucha mis canciones, se sienta con ganas de vivir. Me gusta que el público pueda tener experiencias positivas con mi música. Así se va a notar en la selección de las 16 canciones para el concierto, temas vivos, alegres, que te den ganas de reír, vivir y ser feliz, que la gente salga de la grabación del disco con ilusión.

Ya que va a echar la mirada atrás con sus canciones, ¿qué le diría a ese Iosu Bravo que empieza el siglo pasado a tocar en los bares de la capital alavesa?

-Que se ponga las pilas y que siga tocando en bares. Siguen siendo lugares musicales, donde es tan importante y bonito hacer un concierto. Y más en un contexto como el actual, por ejemplo con el IVA cultural. Todo tiene su atractivo. Cuando empecé con Abellán y La Jungla, íbamos por estadios y espacios inmensos, frente a miles de personas. Y encantado. Pero hoy en día tenemos, con la situación que hay, que trabajar mucho el cara a cara, tocar en salas y favorecer el contacto personal con el público.

¿Cuánto tiempo pasa ahora en Vitoria y cuánto en Madrid?

-Estamos a caballo. Hemos estado casi todo marzo allí y ahora, por lo menos hasta el 19, aquí. Hay muchos proyectos allí, aunque no sólo en Madrid. Estás cerca de muchos sitios y eso es interesante para poder llevar la música.

¿Por qué no quedarse allí, como de hecho han hecho otros músicos?

-Porque me tira la tierra, porque Vitoria es precioso, porque en Salburua me siento feliz, porque está la familia, los amigos... Incluso te diría que por el clima, que sí, es frío pero en Madrid ya te digo que se respira mal. Pero musicalmente, allí tenemos grandes productores y estudios, y para trabajar hay más facilidades.

Lo preguntaba porque no sé si siempre se ha sentido bien valorado en su propia casa.

-Bueno, siempre hay de todo. Hay gente que te quiere más y otra menos. Pero para gustos, los colores. Haces canciones para ti que luego resulta que gustan a más gente y esas personas se quedan contigo. Luego hay otros, que tienen otros gustos, y se fija en otros artistas. Ya está. Gracias a eso existe la variedad musical. La oferta va cambiando. También en mi caso. Vas haciéndote más maduro, va tomando más peso el rock and roll cuando antes quizá era más baladista. Dentro del pop rock, ahora estoy tirando más a lo segundo que a lo primero.

Estamos en un momento en el que las etiquetas musicales, de todas formas, se están diluyendo bastante, siendo las fronteras entre los géneros cada vez más difusas. De hecho, a usted le han calificado en no pocas ocasiones como cantautor.

-Claro, es que cantautor somos todos los que interpretamos nuestras propias canciones. ¿Salir a tocar un tema tuyo con una guitarra es ser cantautor? Yo tengo muchos temas de rock, bastante cañeros, que puedo defender en acústico y que no obedecen a esa definición. Hay millones de etiquetas y hoy en día más. A mí me gusta decir que soy músico, cantante, compositor, que toco la guitarra y el piano, y luego las etiquetas que las pongan los demás. Soy Iosu Bravo, con un nombre, un apellido, con una personalidad y ya está.

¿Preparar este proyecto ha abierto un paréntesis en la composición o está en ello?

-Va a la vez. Todos los días estoy con letras en la cabeza. Las escribes, las guardas, las recuperas. El trabajo es diario en ese sentido. Efectivamente, luego hay que sacar tiempo para ensayar, eso por supuesto, pero bueno se compagina. Hay que crear todos los días.

Volviendo a la cita del 19, ¿seguro que tiene alguna sorpresa preparada que no me va a decir?

-Algo tenemos (risas). También alguna versión caerá.

Después de esta actuación llegarán más conciertos, seguro, aunque la crisis lleve golpeando con fuerza desde hace siete años.

-La música la tienes que mover, en primer lugar, tú. Luego, si a la gente le gusta, ya se preocupará de distribuirla más. La parte de la industria musical... yo cuando tenía 17 años firmé con una de las mejores compañías que había en el momento, aquello ya pasó y punto. A partir de ahí, he estado con mi propia compañía independiente, con mi equipo. Con eso, ilusión y ganas, abrirte camino es posible. La música es querer disfrutar y llevarla hasta donde puedas y quieran.

¿Le queda mucho por aprender de la música?

-Muchísimo. Cada día aprendo cosas nuevas.