madrid - Nylon, imanes, acero inoxidable, scanners 3D y láser han sustituido al 60% del mármol que Miguel Ángel utilizó hace 520 años para tallar la escultura de San Juanito (San Juan Bautista Niño), la única que existe de él en el Estado y que fue ayer presentada en el Museo del Prado, tras la “restitución” de sus 130 centímetros. La obra puede verse en el centro artístico desde ayer y hasta el 28 de junio gracias a la Fundación Amigos del Museo del Prado y su programa La obra invitada. La exhibición de esta pieza es, según Miguel Zugaza, director del museo, “una denuncia de todas las acciones bárbaras e iconoclastas que se cometen en el mundo”.

La Fundación Casa Ducal de Medinaceli-Sevilla es la propietaria de la pieza, esculpida en 1495 por un joven Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), trasladada al Estado en 1537 y prácticamente destruida a comienzos de la Guerra Civil, quedando reducida a fragmentos hasta su restauración en el Opificio delle Pietre Dure de Florencia (Italia), a partir de 1995.

Ignacio de Medina, duque de Segorbe y presidente de la Fundación de Medinaceli, explicó que el Opificio florentino aceptó “el doble desafío” de restaurar la pieza a partir de los 14 fragmentos que se hallaron de la escultura original y hacerlo con un criterio que permitiera la mejor de las “restituciones”. “Se ha empleado una técnica pionera para lograrlo, y, en paralelo, Francesco Caglioti ha hecho un estudio que prueba, sin dudas, como ya había intuido Manuel Gómez Moreno en 1930, la autoría”, apuntó el duque de Segorbe.

Según señaló Stefan Schroeder, jefe del departamento de Escultura del Prado y comisario del proyecto, la escultura, que corresponde a la misma época que los relieves de Madonna della Scala o el dibujo de la Madonna de Manchester, fue donada por el duque de Florencia, Cosmé I de Medici, a Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V. Este, a su vez, la envió a su villa de Sabiote, a 9 kilómetros de Úbeda. A su muerte se trasladó a la Capilla del Salvador de Úbeda para exponerla en el altar mayor.

Un bombardeo destruyó la capilla el 26 de julio de 1936, y “en esos mismos días” se encendieron fogatas dentro del recinto, al que fue arrojada la cabeza de San Juanito, que aún muestra, como si de un gran angioma se tratara, las huellas del fuego.

la restauración San Juanito fue trasladado al Opificio delle Pietre Dure de Florencia (Italia) en 1995 para ser restaurada. La directora del departamento de Materiales Pétreos del Opificio, Cristina Improta, precisó que, a pesar de que el taller florentino es uno de los mejores del mundo en restauración, han tardado “tanto” porque no tienen “una varita mágica”. Por eso, cuando llegaron los 14 fragmentos de la escultura (el 40% de la pieza original), se les sometió a análisis y estudios, pero no fue hasta 2011 cuando dispusieron de las “ventajas tecnológicas” que permitieran “una intervención exitosa”.

Lo primero fue hacer un modelado en 3D, previo escaneado de cada pieza; después se creo una réplica para visualizar los volúmenes perdidos, se reprodujeron con nylon y fibra de vidrio los fragmentos y se montaron con pernos de acero inoxidable encajados entre las piernas y el tronco del árbol en el que se apoya San Juanito. Otra complicación fue el montaje de la cabeza y los brazos, pero consiguieron “un encaje perfecto” con un “inédito” sistema de imanes.

Las junturas entre piezas se han realizado con un material sintético, se la ha dado un pátina para homogenizar el conjunto y se ha utilizado láser para limpiar los fragmentos carbonizados. Su “gran esperanza” es que, en un futuro, puedan recuperarse otros fragmentos y, dado que todo el material que se ha empleado para la restitución es “reversible y retractable”, será “fácil” eliminarlo y reemplazarlo por el mármol. Y es que, en la pieza, que será devuelta a la Capilla del Salvador, se detectan “perfectamente” las “restituciones” de San Juanito.