Málaga - Al igual que su hermano mayor parisino, el Centro Pompidou de Málaga, inaugurado ayer, nace con la vocación de convertirse en un espacio multidisciplinar y en un lugar vivo capaz de mostrar algo diferente cada día a través de una colección de más de ochenta obras dispuestas en cinco áreas temáticas.
Nadie mejor que Brigitte Leal, directora adjunta del Museo Nacional de Arte Moderno Georges Pompidou y comisaria de la exposición de Málaga, para desgranar en un recorrido por las salas las obras instaladas en el edificio del muelle 1 del puerto coronado por un cubo de cristal sobre el que ha actuado el artista conceptual francés Daniel Buren con la intervención Incubé (Incubado).
El primer espacio temático es el dedicado a la metamorfosis, en el que tiene protagonismo, con el cuadro El sombrero con flores, Pablo Picasso y que influiría en otros autores como Antonio Saura, presente con la obra Dora Maar 23.5.83.
A continuación, en la sala de autorretratos, Marc Chagall consigue reflejar en una misma obra su origen ruso, su paso por París y el exilio en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Muchas de las miradas en esta sala se dirigirán a El marco, de Frida Kahlo, que en este autorretrato “muestra las mutilaciones y el sufrimiento interno”, apunta Leal. El espacio El hombre sin rostro alude al periodo que arranca en la Primera Guerra Mundial y en el que se transformó la imagen humana. Una sala que recoge cómo De Chirico reflejó su nostalgia por lo antiguo perdido, Brancusi esculpió a una musa decapitada y Fautrier plasmó los horrores de la ocupación de Francia, mientras que Giacometti pintó a Caroline, a la que había conocido en un sórdido bar de Montparnasse.
Bajo el título El cuerpo político, una sala reconoce el trabajo de mujeres artistas que a veces utilizan la imagen de su propio cuerpo, como es el caso de la israelí Sigalit Landau, que se filmó a sí misma bailando desnuda con un hula-hoop hecho con alambre de espino “que simboliza un país fronterizo y la historia desgarradora entre dos pueblos y recuerda a una corona de espinas”, apunta Leal.
La última área temática es El cuerpo en pedazos, en la que vuelve a estar Picasso, con Pareja, un cuadro postrero de 1971 en el que mantiene todo su erotismo y sensualidad; los cuerpos desmembrados y heridos de Tápies, o el surrealismo de Magritte en La violación y en Recuerdo de viaje. Buena parte de la atención la captará en esta sala la espectacular obra Ghost, de Kader Attia, con 102 esculturas a tamaño natural moldeadas con papel de aluminio a partir del cuerpo de alumnas de Bellas Artes arrodilladas en posición de oración.
Pero aquí no termina la actividad del Centro Pompidou de Málaga, que también dedica un espacio a la “Vídeodanza”, con proyecciones complementadas con coreografías en vivo, y otro espacio exclusivo para el público infantil.