Vitoria - Desmiente con una sonrisa a aquellos que dicen que las crisis son épocas de oportunidades para el pensamiento y para el cambio. “Con el estómago vacío se perjudica a la creación, como a todo”, apunta. Aún así, Juan Ibarrondo publica en este contexto de recortes y ajustes el ensayo Convertir el tiempo en oro. Los usos del tiempo en el capitalismo, cuya publicación ha sido posible tanto a la editorial Los Libros de la Catarata como a la aportación de los lectores a través de un proceso de crowdfunding.
Dividido en dos partes, el libro, como buscan tantos otros y por desgracia no todos encuentran, es una invitación a leer “con un lenguaje sencillo, didáctico, trufado con aportaciones de otros autores pero también de referencias a la literatura, el cine, la poesía” para pensar y, como consecuencia, activar un proceso de cambio que, según el autor, no puede dilatarse. “Nos tenemos que dar cuenta de que el capitalismo no es algo inevitable, no está escrito en nuestros genes. Es una forma de relación concreta e histórica que puede cambiarse. Y debemos acometer el inicio de ese cambio sin esperar más, hacerlo desde nuestras vidas cotidianas, desde nuestras formas de relacionarnos pero sin olvidar los cambios estructurales; debemos complementar nuestra lucha política en micro, en nuestro entorno vital y social, con la macro”.
En la primera parte del ensayo, el autor plantea un análisis de la historia del capitalismo y de cómo éste ha ido amoldando a sus intereses conceptos como el tiempo, el desarrollo o el progreso, entre otros. “Parece que siempre hay que vivir mejor que antes, lo cual nos lleva a un camino sin sentido y sin fin, además de al agotamiento de los recursos. Y eso no nos va a llevar a ser más felices, ni mucho menos. ¿Hasta cuándo queremos vivir mejor que antes? A eso le añadimos que, según solemos decir, tenemos que vivir mejor que los demás, pero ¿no sería mejor gozar en común de las cosas que tenemos y que disponemos, no nos haría eso más felices?”.
Frente a eso, y a algunas ideas actuales sobre el futuro en torno a la llegada de sistemas económicos referidos a un nuevo feudalismo financiero, Ibarrondo propone, en la segunda parte del libro y siempre partiendo de que es imprescindible cubrir unos mínimos para todos, una serie de alternativas “que pasan por compartir antes que competir o que acaparar; no debemos compartir más el tiempo en oro, sino gozar de él en común con los demás”.
Esas ideas se expresan en torno a un capitalismo que “nos afecta a nuestras propias vidas, al modo de relacionarnos. No es sólo un sistema económico. Además, tiene la capacidad asombrosa de regenerarse en nuevas formas de dominación, diferentes pero que mantienen su esencia. Es capaz de regenerarse y, por tanto, es un enemigo con mil caras. Por lo tanto, es difícil de acometer, pero no imposible”.
A la espera de las nuevas presentaciones de esta publicación que se van a producir tanto en Pamplona como en Madrid, Ibarrondo tiene también la mirada puesta en su próximo proyecto, un largometraje de ficción que toma como referencia los sucesos del 3 de Marzo. Él es el autor de un guión que “me ha costado mucho” pero que ya es una realidad que, si todo va bien, se empezará a rodar este verano. La idea, que el autor está desarrollando junto al estudio vitoriano Sonora, es que el filme se pueda estrenar en 2016, cuando se cumplirá el 40 aniversario de los asesinatos de los trabajadores, aunque por ahora tampoco se pueden desvelar muchos más detalles.