Madrid - El presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, está convencido de que este año, el primero en que la gala de los Goya viene avalada por unas cifras económicas y de público “para sacar pecho”, las gentes del cine deberían acabar con “ese mito de que vivimos de subvenciones, porque no es verdad”.

El empresario, productor y distribuidor de cine se ha felicitado de que, por fin, el cine español haya dado en 2014 “las cifras más buenas de los últimos veinte o treinta años”, algo “como para presumir un poquito”. “Nos gustaría destruir ese mito de que vivimos de subvenciones, porque no es verdad, y por mucho que lo expliques no hay manera, y es gracioso, porque te lo dice gente que trabaja en el sector del carbón, la automoción, o la electricidad, que están mil veces más subvencionados; pero sí -considera-, creo que se empieza a borrar ese equívoco que había sobre nosotros”. Aunque reconoce que en el pasado hubo galas con mucha carga política -imposible no recordar la imagen de José Luis Borau en 1998, entonces presidente de la Academia, mostrando la palmas de sus manos pintadas de blanco contra el terrorismo, o la célebre gala del no a la guerra de 2003-, González Macho asegura que desde que él organiza la fiesta (2011), “las galas no están politizadas”. “Otra cosa es que nos politicen desde fuera”, protesta el presidente, “escaldado” con los medios de comunicación, dice, porque “tanto en la prensa como en el cine hay gente que solo busca el retorcimiento”. En este sentido, afirma que, en estos años al frente de la institución, ha aprendido sobre todo a “tener mucho cuidadito” con lo que dice: “Odio llevar el discurso escrito, pero así va a ser también esta vez, y lo entregaré antes a la prensa para que no me puedan decir que donde dije digo, digo Diego”. Aún así, el texto definitivo no estará listo hasta unas horas antes del festejo, una costumbre que González Macho no piensa variar.

Comenta que la Academia “siempre invita al ministro del ramo, sea quien sea quien gobierne”, así que se alegra de que José Ignacio Wert haya dicho que probablemente acuda el próximo 7 de febrero al Centro de Convenciones y Congresos Príncipe Felipe, situado en el hotel Auditorium de Madrid. “La gala debe ser un lugar de festejo, es la fiesta de la profesión y todos los que van son invitados nuestros”, por eso, explica, no hay otros ministros: “Porque no se les invita”. Sí se invitó a los Reyes, como es habitual, y esta vez con mayor motivo, dada la cinefilia de ambos, sobre todo de la reina Letizia, declarada públicamente, aunque no han confirmado su asistencia. González Macho confiesa que no se había fijado en “lo andaluza” que iba a ser la gala de este año hasta que cayó en la cuenta de que tanto el Goya de Honor, Antonio Banderas, como el presentador y candidato a mejor actor revelación por Ocho apellidos vascos, Dani Rovira, eran malagueños. Y, como ellos, un buen puñado de actores y actrices, así como dos de las películas más nominadas, La isla mínima y El Niño, que han sido rodadas en Andalucía.

“No sabemos lo que durará la gala, aunque espero que no le agradezcan al perro”, bromea, y entiende que todo el mundo quiera desvelar las novedades de la gala, pero considera que las sorpresas deben ser eso mismo.”Y tampoco pasan tantas cosas”, apunta. Como que Pedro Almodóvar entregue el cabezón a Antonio Banderas, del que dice que es “un ser excepcional”. “Es mucho más fácil hacer una gala con él que con otras personas menos importantes. Es tan profesional, y a la vez tan modesto (...) que te pide lo mínimo, lo justo para poder hacer su trabajo”.