Aunque en ocasiones sea duro mirar e incluso no se quiera ver, la realidad diaria de muchas personas, con o sin crisis económica, transcurre por caminos que se encuentran más allá del límite. Detrás de las habituales estadísticas sobre pobreza, después de los números y los porcentajes, hay nombres y apellidos, personas, vivencias, experiencias, sentimientos. Es indudable que la actual situación, la losa que desde hace ya seis años no para de presionar, no ha hecho más que estirar una cuerda rota hace tiempo en mil pedazos. La mera supervivencia ha sustituido al supuesto bienestar.
Pero la penuria, en la mayoría de las ocasiones, tiene una cara desconocida. Y sus protagonistas parecen quedar en la sombra para la mayoría, rostros sin identificar, con los que tal vez sólo cruzarse por la calle y poco más. Es en ese marco en el que surge Invisibilidad compartida, un proyecto fotográfico que se enmarca dentro de las actividades de carácter cultural que La Correría 2.0 está llevando a cabo en colaboración con el colectivo Art ¡eh!.
“Todos podemos ser invisibles en un momento dado, incluso aunque seamos personas conocidas”, explica Carlos Lalastra, quien está dirigiendo una propuesta todavía en proceso de creación a través de los objetivos de Andrea Abáigar y César San Millán. La época navideña está suponiendo un pequeño paréntesis, aunque está previsto retomar ahora la senda iniciada a finales de 2014.
Frente a la cámara, personas del mundo del teatro, la música, las artes... en definitiva, de la cultura alavesa. Creadores que se escapan por un momento de su estudio, local de ensayo o espacio de actuación para colocarse en esas situaciones al límite, en esos precipicios tan habituales como escondidos. Se confronta así la “catalogación social del desconocido” que se encuentra en circunstancias de penuria con el reconocimiento de estos artistas “recreando una eventualidad que no se les supone”, aunque, teniendo en cuenta la situación económica actual, puede que no estén tan lejos de esos límites de supervivencia.
Lo real, por tanto, se recrea, se convierte en ficción por los protagonistas de las imágenes, no por lo que relatan. Y al mismo tiempo, lo imaginado se presenta como un retrato que sin ser un reportaje periodístico, puesto que no lo pretende, es un reflejo nada alejado de una triste rutina que en los últimos tiempos se ha visto agudizada.
Nombres como Víctor García de la torre, Bingen Mendizabal o Mintxo, entre otros, se ponen al servicio del proyecto, de la construcción de unas instantáneas que se concretarán en una realidad palpable (ya sea en una exposición, un libro, un calendario o lo que fuere) cuando el camino de creación, que está siendo documentado también a través de un making of, esté concluido.
Más de una docena de personas han querido contribuir con su presencia a esta iniciativa. La propia Correría, la calle Mateo Moraza y los cantones aledaños (aunque también se está trabajando en algunos interiores) están siendo la escenografía urbana para unas escenas que se asoman a una cotidianidad común en muchas ciudades, no sólo en la capital alavesa.
Instantes duros en el fondo y, al mismo tiempo, atractivos en lo formal. Sesiones de un día en las que captar vidas eternas. Instantáneas que reflejan que cualquiera puede llegar a ser invisible, aunque hoy la cara sea más que reconocible.
No es ésta la primera oportunidad en la que La Correría 2.0, iniciativa puesta en marcha por la asociación de comerciantes de esta calle para la dinamización de la zona, y Art ¡eh!, que trabaja en la puesta en valor de la creación artística local, cruzan sus caminos. Ahora lo hacen sin esconderse ante lo que acontece, sin querer mirar hacia otro lado, yendo más allá de lo que puede ser la organización de una exposición, siendo motor de un proyecto pegado, al mismo tiempo, a la producción local, a la situación actual.
Lo mejor, sin duda, sería que estas imágenes fueran simples productos del imaginario de una realidad pasada o inexistente. Llamadas de atención sobre lo que nunca debería suceder. Invenciones imposibles. Pero la realidad es cruda. Y tozuda. Aunque, sobre todo, debe dejar de ser invisible, también para aquellos que, como videntes de un futuro de supuesta prosperidad, hablan del final de la crisis, de teórica recuperación, de una sociedad donde se supone que tener más, comprar más, acaparar más, es mejor.
César San Millán. En estas páginas se reproducen tres de las creaciones fotográficas que el autor gasteiztarra ha realizado hasta el momento en el marco del proyecto a lo largo de las últimas semanas.
Andrea Abáigar. Sobre estas líneas, tres de las instantáneas que la fotógrafa gasteiztarra Andrea Abáigar se encuentran realizando estas semanas dentro de la iniciativa de La Correría 2.0 y el colectivo Art ¡eh!.